Valle del río Miño, Torrontés, Treixadura, Albariño, Loureiro, elaboración tradicional, familia… Son solo algunas de las señas de identidad de Cunqueiro en Ribeiro, una D.O. con la que dejarse llevar. [break]
Tres generaciones han dedicado su vida a elaborar unos vinos muy bien valorados y que llegan a esta Venta Privada con nuevas añadas y en el mejor momento del año para disfrutarlos.
Si en tu imaginario vinícola no tenías a esta región entre tus predilectas, estás sin duda ante una ocasión única para descubrir toda la grandeza que alberga.
Puede que en las últimas décadas se haya pecado de humildad a la hora de poner en valor un producto único como el ribeiro, pero si tenemos en cuenta varios factores sabremos que hablamos de una mina por explotar.
Su clima, caracterizado por una gran amplitud de temperaturas entre el día y la noche, junto con sus suelos franco-arenosos son una combinación increíble para el cultivo de las variedades autóctonas. Además, cuentan con procesos manuales en la elaboración de cada referencia, lo que hace de Cunqueiro una casa a tener siempre en cuenta.
No es casualidad que este proyecto se mantenga 100 años después de que don Severino Fernández lo iniciara al fundar la bodega. La nueva generación que la lidera está dispuesta a poner a estos vinos en el lugar que se merecen, y para ello han creado joyas exclusivas como Máis de Cunqueiro Torrontés, un monovarietal único de esta uva aromática y compleja, con el que vas a sorprender y a sorprenderte.
En un tiempo en el que buscamos experiencias que nos transporten sensorialmente a rincones idílicos, donde reinen la belleza y la tranqulidad, no se nos ocurre un trago más apasionante que el de degustar uno de estos frescos, directos y equilibrados ribeiros. Cuando lo hagas, cierra tus ojos por un momento y creerás encontrarte en una terraza con vistas al Miño. Con un sorbo más podrás incluso percibir el aroma de tu tapa gallega favorita para acompañarlo. No habrá plan mejor.
Cunqueiro es una bodega de carácter familiar situada en la margen izquierda del río Miño que fue fundada en 1920 por don Severino Fernández, abuelo de los actuales propietarios.