Bodega Cerrón

Calidez, alta graduación o intensidad son los primeros conceptos que pueden venir a la mente cuando pensamos en Jumilla, pero desde hace unos años algunos proyectos están buscando nuevos horizontes. Estamos ante uno de ellos. [break]

Bodega Cerrón es la historia viva de una familia dedicada al vino y a su territorio. Sus actuales responsables lo están apostando todo para obtener una expresión llena de frescura y carácter frutal que se ha hecho notar, y de qué manera, en los círculos más entendidos del sector. Nuestro comité de cata ya es “cerronista” acérrimo, llega la hora de unirse a este movimiento.

De primeras, lo que más destaca cuando te detienes a observar las botellas es su cuidada imagen, que te deja entrever una mirada al futuro sin perder nunca de vista la huella del pasado.

Pero esta huella va más allá de un mero recurso estético, y es que en el campo también está presente a través de las prácticas biodinámicas que emplean, como ya hacían en anteriores generaciones.

Una simbiosis perfecta con su entorno y con los ciclos lunares que dota a los vinos de alma y profundidad. Este espíritu artesanal se percibe al segundo de catarlos.

Entre los ingredientes de su exitosa receta se encuentran una elevada altitud del viñedo, un suelo que contrarresta las sequías y una vinificación pausada en la que están presentes ánforas de barro o barricas antiguas para evitar una “maderización” excesiva.

Como en toda receta no basta con la materia prima, hace falta la buena mano de quien la elabora para que todo tenga sentido, y en este aspecto la familia Cerdán lo está bordando.