Que vuelva a nuestras Ventas Privadas un proyecto como Barco del Corneta es siempre una gran noticia. Vuelve además consolidado y nos encanta poder decir que nosotros ya apostamos por ellos desde el minuto cero. [break]
Uno no se queda prendado de un vino si no tiene algo especial. Si además hace que reconsideres una postura, lo más seguro es que nunca lo olvides.
La especialidad del proyecto de Beatriz Herranz y Félix Crespo es reconvertir a los escépticos. A esos que piensan que todos los verdejos son iguales. También a los que tiraron la toalla ante tanta homogenización. Pero especialmente a los que parece darles vergüenza pedir “un verdejito”. Para todos ellos hay una solución y empieza por abrir una botella de Cucú cantaba la rana. El vino que te hace olvidar todo lo que habías dicho o pensado sobre la Verdejo.
Incluso para los que hasta ahora han vivido felices sin saber que otros verdejos son posibles, Barco del Corneta tiene una propuesta que sorprende y convence a partes iguales. Con su vino homónimo se puede llegar a comprobar que la Verdejo puede alcanzar complejidades y magnitudes de vino grande. Y con sus parcelarios, palabras mayores. La locura que es el Palomino deLas Envidias, cuyo nombre le viene al pelo, es que en La Seca se pueda encontrar algo que parece Jerez sin serlo.
A Beatriz posiblemente le parezca todo muy normal, porque ella solo pretendía elaborar lo que ya conocía por su familia. A nosotros y a mucha de la crítica nos parece meritorio que este trabajo pequeño y de hormiguita tenga ya el peso que merece. Que la personalidad y la diferenciación se premie debería ser cada vez menos la excepción y más la regla.
Beatriz Herranz recuerda de su niñez el viñedo de su abuelo, al que no llegó a conocer. Una viña en Cantarranas que muchos años después heredaría su madre y que la llevaría de vuelta a La Seca.