Selección César Muñoz

César Muñoz, el vigneron que inauguraba nuestra dedicación a los proyectos más pequeños y diferenciales en Bodeboca, vuelve a nuestras Ventas Privadas. Y lo hace con Cienfuegos, un blanco que siempre nos enamora. [break]

Enamorarse en el caso de César Muñoz es un viaje en dos sentidos. Primero se enamora él de unos viñedos peculiares y tras interpretar sabiamente la materia prima que llega a sus manos, es capaz de elaborar vinos que enamoran a quienes los prueban. 

Podríamos hablar mucho de las exitosas colaboraciones de César, su famoso Leda viñas viejas, Montebaco, César Príncipe o Bohórquez. Sin embargo, para nosotros que hemos estado caminando sus viñas, totalmente entregados al discurso lleno de detalles de un hombre que cambia radicalmente el semblante cuando habla de vinos, y que logra contagiarte de su pasión, es prácticamente imposible no sentir devoción por sus elaboraciones más personales. 

Especialmente cuando hablamos de su Cienfuegos, un blanco que mejora con el tiempo, y lo decimos con total conocimiento de causa porque el año pasado tuvimos la suerte de poder catar una de sus primeras añadas. Un vino que tiene una producción muy controlada, escasa añadiríamos, por lo que merece la pena que no nos tiemble la mano para añadirlo a nuestra cesta. 

O con Magallanes Optimum, un tinto escaso en litros del que solo ha elaborado tres añadas en los últimos 10 años. Una selección personal que surge por una climatología concreta o por simple azar de la naturaleza. Bien porque unos viñedos se han librado de una sequía pertinaz, o porque la maloláctica fue muy bien, el caso es que tras la cata, algunas barricas se salen de la media. Entonces se embotellan por separado, por pura emoción. 

Desde el prisma que se elija para contarlos y al margen de nuestras percepciones hay algo objetivo en su trayectoria que se puede aplicar a todos sus vinos. Son grandes, son capaces de envejecer muy bien en el tiempo. Haremos bien en guardarlos a buen recaudo, casi olvidarnos de ellos y un día, en un futuro lejano, abrirlos para comprobar lo que el tiempo es capaz de moldear en un vino.