La Guita

Existen vinos capaces de contar la geografía de un lugar. Y dentro de ese grupo, algunos incluso nos revelan un deje en el habla, el sonido de una sonrisa, el jolgorio, las palmas y el ruido de tacones al andar. Hasta el silencio, si me apuras. [break]

En el centro histórico de Sanlúcar, junto a la vecina Basílica de la Caridad se encuentra la bodega donde se cría La Guita. Es la zona más alta de la ciudad y recibe directamente los vientos húmedos de poniente, imprescindibles para la crianza de este tipo de vinos. El mismo viento que con su humedad marítima, riega con su rocío las viñas durante las madrugadas y atenúa las altas temperaturas del verano y los cálidos vientos de levante.

Hay que detenerse en esta estampa y cerrar los ojos para ponerlo en contexto al abrir una de sus botellas, porque cuando hablamos de una manzanilla pura y típica de Sanlúcar nos estamos refiriendo a esto. La Guita es sublime y larga, elegante y vaporosa, delicada y tierna, frágil y distinguida, sin que ninguno de los adjetivos empleados en su descripción sobre o falte.

Y en un peldaño superior, como si acaso fuera posible encontrar más magia en una Manzanilla, debemos detenernos en un momento concreto. Octubre del año 2017 como fecha elegida para extraer de unas botas concretas lo que podríamos denominar “un estado de ánimo”. Una Manzanilla desnuda, sin filtros ni elementos que distraigan su esencia. Sacada de su sueño, afilada, directa, floral, delicada y salina. Con una capacidad de guarda tan excepcional que muchos, y nos incluimos, se atreven a decir que es eterna. Comprar eternidad, por tanto, hoy será posible hoy con esta Venta Privada. Y teletransportarse a Sanlúcar con una inspiración de nariz y un trago. No digáis que no hemos avisado.