Domaine des Forges

Hay bodegas, como la de la familia Branchereau, que se empeñan en recordarnos que, al margen de puntuaciones o llamativas etiquetas, el vino siempre es lo primero y el viñedo ese lugar casi sagrado donde empieza la magia.[break] 

Pocas opciones más acertadas se nos ocurren para introducirse en el valle del Loira que Domaine des Forges. Sus vinos realmente asequibles y ricos sorprendieron y convencieron por igual a nuestro comité de cata y estamos seguros de que contigo harán igual.

Y es que el enólogo Stéphane Branchereau y su esposa Séverine no escatiman esfuerzos para que sus 47 hectáreas de cuidados viñedos puedan dar lo mejor de sí y podamos disfrutarlo copa en mano. Las cepas se extienden entre dos ríos, Loira y Layon, desde Coteaux du Layon hasta Savennières, pasando por Quarts de Chaume Grand Cru y Roche aux Moines, o lo que es lo mismo, por las denominaciones más prestigiosas de Loira. 

Pero si algo distingue del resto a Domaine des Forges es la apuesta firme y decidida por la agricultura sostenible. Desterrados de sus tierras están herbicidas y pesticidas en favor de técnicas preventivas como el desbroce de sarmientos o la liberación de feromonas en el viñedo para evitar la afección de plagas.

Todo este concienzudo mimo se materializa en uvas sanas y de una calidad excepcional preparadas para desvelar todo su potencial. Y a buena fe que lo hacen en los dos tintos y cuatro blancos realmente espectaculares que te traemos. Precisamente, destacamos estos últimos ya que ofrecen distintas versiones (todas ellas deliciosas) de la Chenin blanc, “rival” menos conocida de la Chardonnay o la Sauvignon blanc. 

Así, encontrarás el blanco seco, amplio y redondo, Le Clos du Papillon. Hilvanado por una agradable mineralidad y apuntalado por 10 meses de barrica, resulta perfecto para acompañar foie gras, vieiras o carnes blancas guisadas en una cremosa salsa de setas. 

Y si prefieres dejarte sorprender por un perfil dulce, casi licoroso, toma nota de Coteaux du Layon Saint Aubin y el top Quarts de Chaume Grand Cru. La nariz fresca de pomelo y piña del primero anticipa una boca dominada por notas de albaricoque, higo y dátiles secos que hacen de él la opción ideal como aperitivo, por sí solo, o como partenaire de un buen queso azul.

El segundo, obtenido a partir de uvas botritizadas e incluso totalmente pasificadas, con sus notas de pasas y frutos secos y su potencia, concentración y complejidad infinitas, es una auténtica delicia también con foie gras y queso azul untado en endivias y postres no muy dulces de chocolate negro amargo, canela y ralladura de naranja. La hora de darte un capricho ha llegado.