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“Si buscas resultados distintos, no hagas lo mismo”. Esta frase de Albert Einstein inspiró al Master of Wine Fernando Mora y a sus socios a la hora de poner en marcha Cuevas de Arom. [break]
Este proyecto, al frente del cual también se encuentran el abogado Fernando Latasa y el enólogo Mario López, se enmarca dentro de la producción de Bodegas Frontonio, aunque en colaboración con la bodega cooperativista Santo Cristo de Ainzón. Un ejemplo de cómo una empresa privada y una cooperativa pueden trabajar de la mano con un único fin: poner en valor las mejores viñas del Campo de Borja.
En Ainzón, una localidad zaragozana de poco más de mil habitantes, el vino se ha elaborado tradicionalmente bajo tierra, en cuevas subterráneas donde las condiciones ambientales son perfectas para la fermentación y la crianza. Por eso, en Cuevas de Arom también han recuperado esa tradición y utilizan calados para la obtención de sus vinos.
Todo comenzó en 2008, cuando el ingeniero y Master of Wine Fernando Mora comenzó a elaborar un vino a partir de viejas garnachas aragonesas que terminó vinificando en una simple bañera. Fueron poco más de cien botellas de un Arom que no vio la luz pero que empezó a marcar las pautas de lo que serían los vinos que hoy tenemos el privilegio de presentaros. Una suerte teniendo en cuenta que antes de salir de bodega, el 80% de esta primera añada ya estaba vendido.
¿Qué nos encontraremos en estos vinos? El propósito de Mario y Fernando no es otro que el obtener unas garnachas de estilo novedoso y elegante, y para ello no dudan en arriesgarse utilizando formatos de distinto tamaño y material para su vinificación.
Para conseguir esta finura, otro aspecto fundamental es el clima y la ubicación de las viñas con las que se obtienen estos vinos, todas propiedad de los socios de la cooperativa de Ainzón. Son viñedos con al menos medio siglo de edad, ubicados a cierta altura (hasta 700 metros) y sometidos a un clima continental con fuertes oscilaciones térmicas que ayudan a conseguir vinos de mayor acidez y frescura.
Para los más curiosos, Arom no es más que el apellido de Fernando al revés (Mora), mientras que los nombres de los vinos proceden del dialecto aragonés. As Ladieras significa “las laderas”, y es que este tinto se elabora a partir de un viñedo en ladera. Y Os Cantals significa “los cantos” porque el viñedo de origen de este vino de apenas 3.000 botellas de produción está lleno de cantos rodados que impiden ver el terreno. Toda una declaración de intenciones que pone de manifiesto que estamos ante vinos idóneos para los que buscáis la máxima autenticidad, y más si es con una de nuestras uvas más autóctonas como protagonista.
Esta bodega nace de una gran amistad y de verdadera pasión por el vino. De otra manera, sería difícil entender cómo uno de sus socios dejó su profesión y el otro puso a disposición del proyecto su garaje y sus viñas familiares.
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