Javier Revert

El Valle dels Alforins es uno de esos enclaves vinícolas mágicos y Javier Revert uno de los elaboradores asentados en él a los que conviene no perder nunca de vista. Su cuidado proyecto ha encandilado a la crítica y ahora hará lo propio contigo. [break]

Ya en 2017, a la luz de la primera añada de su bodega en solitario, auguramos que el de Javier Revert iba a ser uno de los nombres del vino de nuestro país más a tener en cuenta en los próximos años. Y no nos equivocábamos. Por eso nos encanta poder presentarte, por primera vez en Venta Privada, dos de sus vinos, un blanco y un tinto, que encierran toda la identidad de la parte más occidental de La Font de la Figuera, su pueblo natal. 

Y es que, en este caso, nunca fue tan acertado decir que el vino es el paisaje, la tierra, la identidad de un pueblo. De ello siempre ha estado convencido Revert y más aún desde que, en 2014, encontrara en su camino la vieja viña abandonada, plantada en su día por su bisabuelo, que prendió la chispa de su proyecto. Su ubicación, en la falda de la imponente Penya Foradà, en la zona más especial del valle, con orientación norte y a una altitud de entre 700 y 800 metros, y sus insólitos suelos blancos, calizos, casi de albarizas, lo convencieron en su empeño por recuperar otras localizaciones tradicionales de plantación del entorno y hacerlas la cuna de sus vinos.

Un propósito firme que solo podía materializarse partir de variedades autóctonas tradicionales, tanto de cepas viejas como jóvenes. Blancas como la Tortosí, la Trepadell o la Merseguera y tintas como la Monastrell, la Bonicaire o la Arcos, todas mediterráneas, adaptadas a zonas más frescas, de ciclo largo, y vendimia más tardía, resultan perfectas para elaborar ese vino identitario que abandera Javier a partir de una viticultura ecológica, cuidada al más mínimo detalle y de una vinificación respetuosa, con crianzas que incluyen el uso de damajuanas y tinajas de barro.

La 2019 es la cuarta añada que ve la luz la firma de Javi Revert Viticultor y, probablemente, la más complicada, pero también, según apunta todo, la que más alegrías va a procurar.

Las intensas lluvias caídas en plena vendimia hicieron imposible incluir Monastrell en el coupage que integra Sensal, su tinto estrella, pero sirvieron para que Revert brillara como el gran viticultor y enólogo que es. El resultado es su mejor cosecha hasta ahora, valorada con 93 puntos Parker. “Es más fragante y fino. Mi vino más sesudo, el que he estado buscando desde hace muchos años”, asegura. 

La elaboración del blanco Micalet también estuvo marcada por la lluvia, aunque el buen drenaje del suelo no mermó la cantidad de la vendimia. 

Son seis variedades las empleadas en su mezcla (Tortosí, Trepadell, Malvasía, Merseguera, Macabeo y Verdil). “Por encima de las añadas, la parcela va teniendo ya una memoria y cada año que pasa la uva es mejor”, sostiene Javier. Así nos encontramos con un blanco, que si bien mantiene su marcado perfil calcáreo, muestra una mayor densidad, forjada en gran parte por su crianza en barrica durante 8 meses.

Hechas las presentaciones, es el turno de probarlos y descubrir la expresión del patrimonio vinícola de una zona que vive uno de sus momentos más dulces.