Finca la Melonera es un jardín enológico situado en la serranía de Ronda. Allí conviven variedades autóctonas y foráneas. Un auténtico laboratorio natural que entrega cada año vinos sorprendentes. [break]
El origen de esta bodega, propiedad del Grupo Perelada, comenzó en una biblioteca. Concretamente con la lectura de un libro publicado en 1807 por Simón de Rojas en el que se describían todas las variedades de uva cultivadas en Andalucía antes de la filoxera.
A partir de este descubrimiento, los enólogos del grupo se pusieron en marcha para investigar las localizaciones de esas uvas supervivientes, la mayoría de ellas por cierto tintas.
La investigación duró unos cinco años, durante los cuales hubo que descartar algunas castas. Sin embargo, se llegó al punto deseado. Una de esas variedades casi extintas que se encontraron fue la singular Melonera, caracterizada por sus rayas en el hollejo a modo de melón. Es por ello que se eligió el nombre de esta uva para el nuevo proyecto de Perelada, que se levantó en una de las zonas naturales más sorprendentes de Andalucía.
Finca la Melonera se ubica a poco más de diez kilómetros al norte de la ciudad de Ronda, sobre unos terrenos altos y montañosos dominados por las encinas. Es una zona con amplios contrastes térmicos, diferencias de temperatura que pueden alcanzar los 20 grados entre el día y la noche tanto en invierno como en verano. Allí, cada pequeña parcela (ninguna suele llegar a la hectárea de extensión) es como un pequeño jardín: con su variedad, su altura y su clima concreto.
Como dato curioso os diremos que dentro de la finca, y en apenas 50 metros de diferencia, existe una diferencia entre fechas de vendimia de un mes, una peculiaridad excepcional. Esta orografía influye en los vinos de la casa, caracterizados por su atenuado grado alcohólico y su alta acidez, al más puro estilo de los tintos atlánticos. El mejor exponente de esta circunstancia es Payoya Negra, uno de los vinos con mejor relación calidad/precio de la casa. Con una acidez muy marcada, sorprende comprobar que se trata de un tinto nacido en el sur de la península (y si no, comprobadlo en una cata a ciegas).
En una gama todavía más asequible a Payoya Negra encontraréis La Encina del Inglés Tinto, un coupage de hasta cinco variedades que rinde homenaje a los viajeros ingleses que durante el siglo XIX viajaban a Ronda como parte esencial del Great South Tour. Y si queréis dar un paso más en el descubrimiento de esta fascinante bodega con uno de sus grandes vinos, lo mejor es optar por el MHV 2015, una abreviatura de Mankind Heritage Vines (Viñedos Patrimonio de la Humanidad). Se trata de un vino con apenas mil botellas de producción que supone la culminación del proyecto de recuperación de variedades autóctonas andaluzas con el que nació la historia de esta singular bodega.
En abril de 2003 el bodeguero Javier Suqué compartió con su primo Jorge Viladomiu Peitx la ilusión de hacer algo que dejara huella y que al mismo tiempo rindiera homenaje a toda una vida dedicada al cultivo de la vid.
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