El porvenir de Cafayate

Absténganse los buscadores de chollos o los que solo atienden a los puntos a la hora de comprar. Llega el momento de explorar vinos que nacen en el otro extremo del planeta. [break]

Cafayate (ojo, no confundir con Calafate) es una de las regiones productoras de vino de calidad más singulares del mundo, y si la buscáis en el mapa la encontraréis en el extremo noroccidental de Argentina.

Aquí, las cepas de Malbec o Torrontés crecen literalmente entre cactus, y es que estamos en una región desértica, extrema, en la que se recogen apenas 200 mm de agua al año en contraste con los más de 600 que caen en Borgoña o los más de 900 de Burdeos.

Pero lo más sorprendente de esta dura zona ubicada dentro de la región de Salta no está en el cielo, sino en el suelo, y más concretamente en la altitud de los mismos. Para hacernos una idea, los viñedos en Priorat se encuentran a una altitud de apenas 300 metros sobre el nivel del mar, los de Rioja entre los 400 y los 600 metros, y los de Toro apenas alcanzan a los 700. Pues bien, las cuatro fincas con las que cuenta la bodega El Porvenir de Cafayate se ubican a entre 1.650 y 1.850 metros de altitud. Son cepas que acarician el cielo, y que gracias a su elevadísima altitud disfrutan de una amplísima oscilación térmica que facilita la óptima maduración de sus uvas.

Nosotros tuvimos la suerte de conocer este proyecto cien por cien familiar en la pasada edición de la feria Alimentaria de Barcelona, donde pudimos catar junto con responsables de la casa sus propios vinos. Nos causaron una impresión magnífica, y queríamos que el resto del equipo disfrutara del descubrimiento, así que pedimos muestras a nuestras oficinas y nuestro comité de cata quedó prendado de los vinos, empezando por la asequible gama ‘Dos Minas’, que hace un guiño a las dos mujeres que desarrollan el proyecto (Lucía Romero y Heather Willens), y acabando con El Porvenir Icono, el vino más emblemático y exclusivo de esta bodega salteña.

Ahora llega el momento de extender este descubrimiento gaucho a todos vosotros y haceros llegar a vuestras casas estas joyas que nacen a casi 10.000 kilómetros de distancia. Lo dicho, un hallazgo solo apto para los más exploradores, los que valoran tener en su pequeña bodega un tesoro de la otra punta del mundo. Os aseguramos que la apuesta merecerá la pena.