Volvemos a uno de los proyectos del sur del Ródano que más nos encandilaron el año pasado, y que ahora forma parte del club de las bodegas biodinámicas a las que seguir de cerca. [break]
Château de Manissy nos encanta porque en ella se conjugan tradición, la esencia de una gran región vinícola, un enólogo talentoso, variedades autóctonas, diversidad de estilos y, por supuesto, un enorme respeto hacia el medioambiente. Todo ello con vinos con muy buena relación calidad-precio.
Empezaremos por sus dos vinos de entrada de gama, pertenecientes a la colección Oracle. Se trata de un blanco y un tinto acogidos a la apelación genérica Côtes du Rhone que os podéis llevar a casa por menos de 8€. Con ellos empezaréis a descubrir, si es que no lo habéis hecho ya, las virtudes de una de las grandes regiones vinícolas de Francia sin tener que invertir un gran presupuesto.
Si queréis pasar a la gama más exitosa de Château de Manissy, nuestra recomendación viene también por partida doble, con un blanco y un tinto en este caso bautizados bajo el nombre de Trinité. Son dos vinos soberbios, con una relación placer-precio muy difícil de encontrar en un cru tan reconocido como el de Lirac. El tinto (que además lo ofrecemos en dos añadas diferentes) cuenta con una valoración media de 92 puntos Parker y tiene un precio que cuesta imaginar. Es un vino que rebosa equilibrio, notas afrutadas y especiadas, y que ahora posee además todas las virtudes de la viticultura biodinámica, tal y como refleja su sello Demeter a partir de la añada 2017.
Para poner el broche, dos nuevas propuestas que se estrenan en Venta Privada: Manissy Tavel Rosé Langoustière 2018 y Manissy Châteauneauf-du-Pape Trinité 2018. El Langoustière es un vino muy gastronómico, perteneciente a la AOC Tavel, una apelación del ródano más meridional famosa por sus complejos y corpulentos rosados, alejados del estilo provenzal, mucho más ligero. El Châteauneauf-du-Pape, por su parte, es el más exclusivo de toda la colección. Está precedido de una añada valorada con 93 Parker, aunque habiendo catado ambas, no nos extrañaríamos si esta última versión superara en puntaje a la anterior.
En definitiva, una variedad de vinos para todos los gustos que no deben pasarse por alto por todas las virtudes que aúnan. Y es que beber estas joyas del Ródano, ecológicas y de forma tan asequible para el bolsillo, no es algo que se vea todos los días. A nosotros nos han vuelto a conquistar.
La propiedad del siglo XVII fue donada por la familia Lafarge a la iglesia hasta que en 2003 Florian André, un joven vigneron de Tavel, tomó el relevo.