Los "revolucionarios de la Verdejo" vuelven a la carga con sus nuevas añadas y dos nuevas creaciones que no dejan de emocionarnos y sorprendernos. [break]
Expresivas, artesanales y gastronómicas, así son las etiquetas de Barco del Corneta que rinden homenaje a los viticultores tradicionales. El clima continental y la diversidad de suelos que rodean al río Duero ofrecen a Felix Crespo y Beatriz Herranz, socios de la bodega, todo lo que necesitan para hacernos vibrar a los amantes del vino.
El origen de este proyecto se encuentra en una finca que heredó Bea de su abuelo en el municipio de La Seca, cuna de algunos de los mejores verdejos del país. A más de 750 metros de altitud, y sobre suelos arenosos, arcillosos, de caliza y con cantos rodados, decidió plantar sus cepas para cumplir su sueño y poder embotellar este fascinante paisaje.
Como sabemos que entre nuestros socios hay muchos cazatesoros, os traemos unos vinos que os conquistarán por su autenticidad. Los fieles de la Verdejo no os perdáis este dúo que exhibe sus dos caras contrapuestas. Por un lado, Cucú Cantaba la Rana refleja su encanto más alegre y accesible y, por el otro, su buque insignia que da nombre a la bodega, Barco del Corneta, regala el perfil potente, envolvente y eterno de la reina blanca de Castilla.
A esta pareja se une Prapetisco. Este monovarietal de Juan García es uno de los mejores ejemplos de la personalidad de esta uva tinta autóctona y minoritaria. Apenas se encuentra en algunas zonas del oeste de Salamanca y de Zamora y es, sin duda, una rareza que merece mucho la pena conocer. Y con sus parcelarios, son palabras mayores.
Pero la gran novedad son las dos últimas creaciones de la casa: Tres Navíos Clarete y Tres Navíos Tempranillo, dos vinos que nacen en una viña en Cigales. Dos ejemplos de lo que ahora se llamafield blend, que no es otra cosa que un coupage de las distintas variedades de uvas blancas y tintas plantadas en viña. Estamos ante a vinos modernos con alma ancestral y, sobre todo, muy muy ricos.
Nosotros hemos cumplido nuestra apasionante labor de acercártelos ahora tú solo tienes que descorchar y unirte al sentimiento vigneron de Barco del Corneta.
Beatriz Herranz recuerda de su niñez el viñedo de su abuelo, al que no llegó a conocer. Una viña en Cantarranas que muchos años después heredaría su madre y que la llevaría de vuelta a La Seca.