La enóloga Maite Sánchez descubrió Méntrida por casualidad. Con Maite esta región aún por descubrir luce más: las posibilidades de sus viñas viejas de Garnacha son sumamente prometedoras. [break]
La juventud de Maite no debe despistar. Con poco más de 25 años ya había vivido vendimias en Rioja (con Remírez de Ganuza), Ribera del Duero (con Alión y Vega Sicilia) y en Priorat (con Clos Mogador) prácticamente el mejor inicio que un enólogo pudiera desear para su carrera. Aunque aún hay más. Maite no perdió el tiempo y amplió sus horizontes vendimiando también en mecas vinícolas como Borgoña y en países tan lejanos como Chile y Nueva Zelanda.
Se encontraba justamente en Borgoña cuando recibió en agosto de 2009 la llamada de María Marsans, propietaria de Arrayán. Ambas mujeres unían con este hecho sus destinos. Una acertada decisión por ambas partes que hoy entrega uno de los proyectos más frescos e interesantes de la zona de Méntrida.
Maite vio grandes posibilidades en una zona más bien emergente, que hasta hace nada se asociaba con vinos cálidos y algo rústicos. Con el apoyo de María, convirtió todo el viñedo a ecológico para tener más tipicidad. Se centró básicamente en el suelo y en la finca buscando un trabajo de viña más tradicional. En la bodega hizo lo propio fermentando únicamente con levaduras autóctonas y haciendo bazuqueos, un trabajo más lento y artesanal.
Los esfuerzos invertidos merecieron, y mucho, la pena. Los vinos de Arrayán tienen tipicidad a raudales y personalidad, cada vino refleja de donde viene y tienden todos a la elegancia a pesar de que provienen de una zona más bien cálida. A las variedades iniciales del proyecto (Syrah, Cabernet sauvignon, Petit verdot y Merlot) Maite incorporó uvas locales como la Garnacha y la Albillo Real. Una búsqueda personal de viñas viejas cuyos resultados hoy podemos apreciar en dos de sus Garnachas que presentamos en esta Venta Privada.
El primero, Garnacha de Arrayán 2014, de una viña en Cebreros a 960 metros de altitud sobre suelos de pizarra. El segundo, la Suerte de Arrayán 2014, una Garnacha de El Real de San Vicente sobre suelos graníticos. Un interesante ejercicio para comprobar de primera mano los matices que es capaz de entregar una variedad tan en alza como la Garnacha. Para finalizar, aunque no menos importante, presentamos también el Arrayán Selección 2012, su vino más asequible y una radiografía perfecta de la finca y el Arrayán Syrah 2010, un caramelito para los que quieran profundizar en el comportamiento de esta variedad en tierras toledanas.
Arrayán surge en 1999 como proyecto personal de José María Entrecanales y María Marsans en su finca “La Verdosa”, ubicada en la localidad toledana de Santa Cruz del Retamar.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
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