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Quinta do Vallado
300 años de vino en Douro
Doña Antónia Adelaide Ferreira fue una mujer adelantada a su tiempo, y quien hizo de Douro lo que es hoy. Por ello, esta propiedad familiar, que sigue en manos de sus descendientes, es uno de los grandes tesoros de la zona.
Construída en 1716, es una de las bodegas más famosas y antiguas de la región. En sus inicios tan solo se utilizó para elaborar oportos que se vendían a través de otra bodega perteneciente a la familia, Casa Ferreira. Fueron el bisnieto y tataranieto de Doña Antónia quienes, más tarde, llevaron a esta casa a la excelencia que siempre debió tener.
La propiedad cuenta, actualmente, con unas 44 hectáreas de viñedos con entre 6 y 10 años de edad, que se ven compensados por otras 26 hectáreas con más de 80 años. La gran calidad de las uvas y de sus vides exige un cuidado muy minucioso y constante, un trabajo que se inició en 1993, cuando se llevó a cabo una profunda reestructuración en la plantación, tratamiento, maduración y cosecha de las cepas.
La mayoría de los viñedos, aquellos que se plantaron desde esta reforma, se asientan sobre suelos de esquisto orientadas al sur y al oeste, permitiendo una maduración óptima de las uvas. Las variedades que aquí se trabajan son las grandes de Douro: Touriga franca, Touriga nacional, Tinta roriz, Barroca, Sousão y Tinto cão para los los tintos; y Malvasia fina, Viozinho, Rabigato, Moscatel, Verdelho y Arinto para los blancos.
Los viñedos más viejos, grandes tesoros de la bodega, se componen de más de 20 variedades de uva, todas entremezcladas entre sí. Destacan sobre todo Tinta amarela, Tinta roriz, Barroca y Touriga franca. En los blancos, Moscatel y Malvasía fina constituyen la mayoría.
En 2009 se construyó el edificio actual de la bodega dotado de la más alta tecnología, aunque no han perdido de vista lo que les hace únicos, por lo que para algunos vinos siguen manteniendo como método de elaboración la pisa tradicional de las uvas en lagares de granito.
Monovarietales cargados de potencia, muy elegantes y finos; tintos ideales para el día a día y reservas perfectos para uno no tan común; blancos frescos con los que contar siempre y vinos de Oporto que son una delicia. Douro en estado puro en cada una de sus botellas.