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Os presentamos la nueva añada 2013 del vino de referencia de uno de los bodegueros más prestigiosos de nuestro país: Alejandro Fernández, alma máter de Tinto Pesquera y gran responsable de que la Ribera del Duero sea hoy lo que es. [break]
Emprendedor, luchador infatigable y revolucionario, Alejandro Fernández (que a sus 83 años sigue levantándose a las 06:00 de la mañana y recorriendo diariamente 300 kilómetros) ha conseguido que su nombre y sus vinos viajen por todo el mundo.
Este veterano elaborador es también conocido como el “Mago de la Tempranillo”, al elaborar prácticamente todos sus vinos a partir de esta variedad. Sus pasos han sido un modelo para otros viticultores de la zona y fue, junto con otros bodegueros, uno de los precursores de la creación de la D.O.
En este vino, cuyo nombre y etiqueta homenajean a su localidad de origen (Pesquera de Duero), añade también la denominación “Tinto” que hoy forma parte indisoluble del nombre. Sin embargo, en su día este hecho constituyó una rompedora apuesta, al crear un vino tinto en una zona donde lo más habitual era elaborar claretes.
Tinto Pesquera es un vino muy consolidado, pues recientemente se ha cumplido el 40 aniversario de su primera añada. En estos años se ha convertido en el vino-estandarte de este grupo bodeguero, se ha abierto mercados en numerosos países y está presente en las cartas de grandes restaurantes de medio mundo. De hecho, aproximadamente la mitad de su producción se consume fuera de España.
Las viñas en las que nace se extienden sobre unas 200 hectáreas junto al Duero y están conducidas con espalderas bajas para recoger mejor el calor del suelo. Se elabora siempre a partir de racimos enteros, despalillados, y en bodega se utilizan levaduras autóctonas para las fermentaciones y roble americano para las crianzas. Consideran que dichas barricas preservan mejor los aromas y sabores frutales de la Tempranillo, siendo ésta una de las características organolépticas que caracterizan a todos los vinos que llevan el sello de Alejandro.
Aunque los comienzos no fueron fáciles, allá por los años 70, esta bodega de la familia Fernández Rivera empezó a forjar la leyenda viva en la que se ha convertido hoy día.
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