Cádiz es tierra de generosos y blancos de talla mundial, pero también es prolífica en cuanto a tintos se refiere. [break]
Proyectos como este demuestran que tiene potencial suficiente para elaborar creaciones de la talla de Tesalia, un vino que provoca auténticos flechazos. Varios compañeros de nuestro comité de cata ya han sucumbido a sus encantos; descubre el porqué.
Esta es la historia de un amor y de un sueño. Ambos nacieron del pellizco que sintieron los Golding cuando contemplaron por primera vez la belleza de la serranía de Cádiz y sus pueblos blancos.
Alentados por las posibilidades de esta tierra, este matrimonio inglés se instaló en Arcos de la Frontera para acometer la segunda parte de esta apasionante aventura: encerrar en una botella de vino la esencia de un paisaje único para hacer que el resto del mundo pueda disfrutar de él.
Richard Golding y su hija Natalia lideran la bodega con José Ramón Lissarrague al frente de la viticultura e Ignacio de Miguel en la enología. Un equipo excepcional guiado por el amor al entorno, la constancia y la profesionalidad.
Juntos miman los once viñedos en los que han implementado un sistema de conducción totalmente novedoso en la zona, las pérgolas en sprawl y semisprawl, que permiten mantener la uva limpia, en perfecto estado, alejada del suelo y preservada de los efectos indeseados del exceso de calor.
Si a ello le sumamos la recuperación de la variedad autóctona Tintilla de Rota, junto a la apuesta por otras castas foráneas excelentemente adaptadas, como la Cabernet sauvignon, la Petit verdot y la Syrah, tenemos una propuesta ambiciosa, sustentada en Tesalia e Iceni, dos vinos equilibrados y muy afinados, aptos para todos los paladares, ya sean entendidos o profanos.
La serranía de Cádiz es el lugar donde nace este proyecto, íntimamente unido a una tierra donde la vid es casi una religión.
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