Pago de Carraovejas

Catapultado por la calidad y el fervor del público, pocos ascensos han sido tan meteóricos como el de la bodega de la familia Ruiz Aragoneses. [break]

Pago de Carraovejas es una marca vinícola insoslayable. Cada estreno de añada de su tinto homónimo es un acontecimiento, y sus otras referencias top, El Anejón y Cuesta de las Liebres, forman parte de la élite ribereña. Un auténtico trío de reyes para despertar nuevas devociones y reafirmar las de siempre.

La excelencia que persigue y representa la bodega vallisoletana empieza a concebirse desde el viñedo. A tres kilómetros de Peñafiel, a una altitud media de 850 metros, sobre una ladera perpendicular al Duero de terreno suavemente ondulado y en algunos puntos en terrazas con hasta el 20% de desnivel, se disponen los viñedos de Pago de Carraovejas. Las distintas orientaciones y suelos, junto a un particular clima suavizado por la proximidad del río y una viticultura de precisión, definen la personalidad de la Tinto fino, la Cabernet sauvignon y la Merlot que protagonizan sus vinos. 

Así, el superventas de la casa, supone, como bien aseguran desde ella, “la interpretación más honesta del valle de Carraovejas”. La frescura y redondez marcan la actual añada, una de las cosechas con menor producción de su historia debido a la extrema escasez de lluvias invernales y a las sucesivas olas de calor de 2022.

2020, por su parte, gozó de abundantes lluvias en invierno que garantizaron las reservas de agua suficientes para procurar la maduración óptima y homogénea de las uvas. Es por ello que el perfecto equilibrio distingue a El Anejón y Cuesta de las Liebres más recientes. El primero, expresión delicada, intensa, de perfume floral y sutil mineralidad. El segundo, elaborado solo en las mejores vendimias, la huella indeleble de un terruño único, quintaesencia de pureza, potencia y persistencia.

El Pago sigue brillando.