Galería de imágenes de Vinos el Serbal
Localización y otros datos de interés
Año de fundación
2022
Producción total
5.500 botellas
Superficie total de viñedo
6 ha.
El Serbal es el proyecto de Adrián Alonso, joven ingeniero agroalimentario que tras cursar el máster de Enología y Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid volvió a Burgos con la ilusión de elaborar vino en su tierra.
Adrián empezó a recuperar una viña abandonada en 2019 haciendo a partir de ella un vino de garaje. A través del abuelo de un familiar, natural de Retuerta, continuó su labor de recuperador de viñas viejas y en 2022 se hizo cargo de otras cuatro parcelas, administrando a partir de ese momento algo más de una hectárea.
En 2023 compró al banco algo más de dos hectáreas y fue asumiendo el control de otras parcelas embargadas y abandonadas de la región de Arlanza. Hoy gestiona aproximadamente 6 hectáreas repartidas en más de 20 parcelas ubicadas en tres localidades de la provincia: Covarrubias, Retuerta y Quintanilla del Agua, de las cuales algo más de la mitad son de su propiedad.
Para este proyecto Adrián únicamente cuenta con la ayuda de su padre, actualmente jubilado; aunque para tareas de vendimia, embotellado y etiquetado involucra a más miembros de su familia. La vinificación, por su parte, la lleva a cabo desde enero de 2024 en un espacio propio del municipio de Lerma.
La mayoría de las parcelas de Vinos El Serbal se encuentran plantadas con la variedad Tempranillo (aunque combinadas con otras blancas y tintas) y están situadas en zonas de montaña, con altitudes que oscilan entre los 920 y los 990 metros de altitud. Es una zona donde impera un clima mediterráneo con influencia continental gracias a la cercanía de la sierra de la Demanda, por ello cuentan con numerosas horas de sol durante el día y bajas temperaturas por la noche.
Los suelos son franco-arenosos y profundos, aunque la zona de la que procede su vino Paraje La Santa es más alta y tiene menos suelo aluvial, con arenas más blancas. Las orientaciones, a su vez, son diversas en función de cada parcela, y la vid convive con árboles frutales como los cerezos o los serbales, que dan nombre al proyecto.
Los vinos que elabora Adrián son de corte fresco, preciso y muy bebible, para poder ser disfrutados en su máxima expresión apenas dos o tres meses después de ser embotellados. Todo ello sin perder las características de la zona, por lo que no están exentos de cierta concentración y coloración.
La intervención tanto en viñedo como en bodega es mínima y trabaja solo con cobre y azufre en el campo, teniendo eso sí que vallar las parcelas para protegerlas de los ataques de los corzos, muy presentes en la zona.
Entre los objetivos a corto-medio plazo de Adrián se encuentra poder vivir de su proyecto y dedicarse en su totalidad al mismo, ya que actualmente lo combina con su profesión como responsable comercial de productos enológicos para una empresa portuguesa. Igualmente, tiene la intención de ampliar su producción a unas 7.000 botellas y elaborar algún que otro vino que complemente y enriquezca su porfolio.
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