Una tierra genuina con una singular obsesión: la Tempranillo
El paisaje de la Ribera del Duero es una fotografía perfecta de hileras de vides de intensos verdes, con el discurrir del Río Duero dando lugar a vegas fértiles y de fondo un paisaje llano acompañado de laderas que alternan viñas y cultivo de cereal. Sin embargo, son sus vinos los mejores embajadores de las bondades de esta tierra que huele y sabe a tinto. [break]
Los suelos que se agrupan bajo la denominación Ribera del Duero se sitúan en la meseta norte y en la confluencia de cuatro provincias integradas en la Comunidad Autónoma de Castilla y León: Burgos, Segovia, Soria y Valladolid. El río Duero es el eje que une más de 100 pueblos extendidos a lo largo de una franja vitícola de unos 115 kilómetros de longitud y un ancho aproximado de 35 kilómetros.
El terroir Los vinos de la Ribera del Duero están marcados por una serie de factores climáticos casi extremos, y es esta “adversidad” lo que los hace especiales. Un clima marcado por una temperatura media muy baja y un importante contraste térmico entre el día y la noche genera una piel dura y fuerte que da como resultado esos reconocibles vinos llenos de color, estructura y casta.
Los suelos también juegan un papel fundamental, las viñas se encuentran en laderas del cauce del río Duero normalmente orientadas al sur, que, por una parte, les permite recibir los últimos rayos del sol, y por otra, protegerse de los fríos vientos del norte. Los terrenos son de arena y cantos rodados, capaces de regular la humedad para alimentar las raíces de la planta y retener el calor para soltarlo por las noches.
Variedades La principal variedad de la denominación es la Tempranillo, esta humilde uva, es capaz de sobrevivir a las condiciones extremas de la zona y otorgar a los vinos poderes para hacerlos profundamente aromáticos y estructurados.
La Tempranillo también es conocida como Tinto Fino o Tinta del País, y es la reina indiscutible de la zona, llegando a ocupar el 60% de los viñedos. Sin embargo, también se cultivan uvas internacionales como la Cabernet Sauvignon, la Malbec y la Merlot. Es el caso de Pago de Carraovejas o Hacienda Monasterio.
Con carácter ribera Si algo podemos resaltar en sus vinos jóvenes es esa tonalidad púrpura intensa, y la fruta silvestre de fresas y grosellas, y cuando tienen crianza predominan los tonos picota y cereza madura y, sobre una intensa base frutal, las notas de vainilla, regaliz, clavo combinadas con aromas minerales y balsámicos, identificables en Alonso del Yerro, Parada de Atauta y Astrales.