Mauro Estévez

Hay vinos que conquistan desde el minuto uno. Vinos de los que sabes prácticamente nada y que tras catarlos, conocer su historia se vuelve un asunto imperioso. [break]

¿De dónde ha salido este vino que nos puso a todos de tan buen humor? 

Es justo lo que nos pasó tras catar Mauro Estévez 2016. Fue un auténtico descubrimiento. Un blanco encantador, lleno de intensos aromas florales y frutales, perfectamente equilibrado, con complejidad suficiente para no olvidarlo y con mucho disfrute. 

No es ninguna novedad que Ribeiro lleva ya un tiempo entregando proyectos interesantes. Son casi siempre proyectos de pequeños números: pocas hectáreas, muchas parcelitas, bodegas pequeñas y funcionales llevadas por familias. Sólo pueden competir con calidad. 

En el caso de los Estévez tres hombres marcan el hilo conductor de este proyecto. Un abuelo, José Estévez, viticultor y elaborador amateur de los de antes, cuando ni siquiera había denominación. Su hijo, Pepe Estévez, que a mitad de vida decide cambiar el mostrador de una farmacia para dedicarse de lleno al vino y recuperar una tradición. Finalmente Mauro Estévez, el nieto, la savia nueva y la persona que posiblemente definirá el rumbo de la bodega. 

Luis Gutiérrez conoció el proyecto por pura casualidad. Alguien le abrió una botella en 2015 y decidió incluirlo en su cata de Galicia para Parker. Tres añadas catadas y un 92 para la 2016 que sobresale de la media. Jancis Robinson, que parece tener un potente imán con los vinos del norte, lo descubrió también y le dedicó algunos piropos. Su expresividad y la electrizante acidez de este vino no pasó desapercibida para la catadora en su día. 

Tras conocer todo esto parece bastante obvio que este vino está llamado a triunfar. Sin embargo, en la cata se valoró el vino por lo que entregó, sin artificios ni padrinos. Mauro y su padre pueden estar orgullosos, desde que lo catamos no nos hemos olvidado de este vino. 

Por ahora tienen una producción muy pequeña y parece que no tienen intención de ampliarla. Son menos de 13.000 botellas para la última añada embotellada. Haceos con algunas de estas botellas antes de que se conviertan en esos vinos de los que todo el mundo habla pero pocos pueden comprarlos. Darán que hablar.