Beber por puro placer, sin esperar nada más que simplemente disfrutar. Imaginar que todo el año es verano. Procrastinar. Abandonarse a la indulgencia. [break]
No hay nada más humano que querer pasar un buen rato. A veces solo queremos eso. Que nos pongan una copita de un vinito fresquito, que la compañía sea grata, la conversación amena. Que nos rellenen la copa casi sin darnos cuenta, que la sonrisa asome y se quede, perenne. Que pase esa persona y brinde contigo.
Esta Venta Privada de Libalis huele a fiesta y a verano, a canciones pegadizas y a tropicalidad. A calor, a sed, a largas noche de terraceo y a piscinas abiertas hasta el amanecer. Nos ofrece, al fin y al cabo, dos propuestas para disfrutones. Con su versión blanca todo mango y papaya y con su versión rosa un caramelito para beberte frambuesas y cerezas.
Dos vinos que además te ofrecen una experiencia incluso antes de abrir las botellas. Si rascas las frutas que aparecen al dorso de la botella olerás a mango y a rosa de Damasco en el Rosé y a mango caribeño en el caso del blanco.
Unos vinos especialmente recomendados para que montes un plan sin venir a cuento con amigos. Para jugar, y para que te inventes cualquier pretexto. Para dejar correr las horas, para no preocuparte por el precio de la botella, incluso para no tener que explicarle a nadie nada sobre el vino. Que la vida es un ratico.
La primera elaboración de los vinos de Maetierra se hizo en 2001, de forma experimental, en la Escuela de Enología de La Rioja.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
General: 91 198 12 37
Lu/Ju 09:30 a 18:30
Vi 09:30 a 15:30.
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