Artífice del resurgir de Jumilla como paraíso del vino, esta oda a la uva Monastrell enamora y cosecha excelentes críticas cada añada. Esta 2020 apunta a ser histórica. [break]
Más de 250 valoraciones de nuestros socios avalan a esta referencia que arrasa y sigue sumando más fieles. Una perla tinta que nos regala la felicidad, el bienestar y la calidez mediterránea que atrae al mundo entero. Con una increíble relación calidad-precio, es un lujazo ideal para encender cualquier ocasión.
El sol, la altitud y los suelos calcáreos, estos tres elementos conectan para ofrecerle a la Monastrell todo lo que necesita para deslumbrarnos. Si a esto sumamos que esta añada ha sido calificada como Excelente, algo que no ocurría desde 2004, a los que adoramos Jumilla se nos acelera el corazón pensando que ya podemos disfrutar de esta delicia.
Si en la viña se dan las condiciones soñadas para producir referencias memorables, el talento de Juan Gil y su saber hacer está al alcance de muy pocos.
Su bodega es el santuario donde se pule esta obra: una rigurosa selección de las uvas en mesa, una fermentación controlada y una precisa crianza en barricas de roble francés, escogidas una a una, engrandecen a este monovarietal sin enmascarar el embrujo de la Monastrell.
Y es que en el paladar se siente cuando un vino está creado con talento y corazón. Por si fuera poco, esta casa cuenta con la certificación orgánica y es reconocida por su filosofía basada en el máximo respeto a la naturaleza. Para llenar nuestra bodega de este exitazo nos sobran los motivos.
Los orígenes de esta bodega se remontan a 1916 cuando Juan Gil Giménez, bisabuelo de quienes actualmente trabajan allí, decidió entrar en el mundo del vino.
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