Dominio De Es

Queridos fieles de la Ribera más fresca y apasionante: presentamos en avanzada la añada 2024 de las maravillas de Bertrand Sourdais en tierras sorianas. [break]

Cada añada de estos vinos nacidos en pleno valle de Atauta es mucho más que una cosecha. Es un relato íntimo que escribe páginas tanto en la historia de Dominio de Es como del propio Bertrand. La expresión de un territorio que habla con voz propia a través de sus vides viejas y sus viñedos singulares. Y en 2024, ese relato ha sido escrito bajo un cielo generoso en lluvias y un clima tan desafiante como inolvidable que dejó su marca en cada racimo.

Desde la bodega la definen como una añada caracterizada por una “madurez ‘al dente’ con alma de largo recorrido”. ¿Y qué significa eso? Para entenderlo, hay que viajar al principio del año.

Todo empezó con un invierno húmedo y suave y sin sobresaltos más allá de alguna nevada. Nada parecía anticipar un año diferente, hasta que abril trajo una dura lección en forma de heladas tardías y severas, que afectaron al 95% del viñedo justo tras una brotación precoz, ocurrida veinte días antes de lo habitual.

La recuperación fue lenta y silenciosa, guiada por la resiliencia de las plantas, que tuvieron que adaptarse a un ciclo contenido y a una primavera marcada por lluvias persistentes. El verano trajo una breve y bienvenida tregua seca en julio, pero en agosto la tierra volvió a empaparse, acumulando unos inusuales 89 litros.

La vendimia, que comenzó el 18 de septiembre en La Mata y concluyó el 26 en Dominio de Es, se llevó a cabo en una ventana seca y buscando una madurez precisa, al dente. Las uvas eran pequeñas, de piel gruesa y alta acidez natural, pero también concentradas y puras. ¿El resultado? Vinos con frescura, tensión y una madurez medida, que no buscan impresionar de inmediato, sino desplegar su complejidad con el tiempo. 

2024 es la encarnación del vínculo forjado a lo largo de los últimos 25 años entre Bertrand Sourdais y el paisaje soriano. Una relación simbiótica y profunda amparada por el respeto, la historia y la comprensión. En sus propias palabras “Soria me ha brindado un terroir incomparable, un lugar donde la historia y la naturaleza se entrelazan, un lugar en el que encajo”. 

Estamos deseando probar esa unión imparable y cautivadora entre el vigneron francés y las tierras castellanas. Pero debemos ser pacientes, en este caso, hasta la segunda mitad de 2026.