Kusmi es un verdadero emblema más allá de los Pirineos. Y aunque actualmente es la marca de té premium más conocida en Francia su origen tiene lugar en San Petersburgo.
Pavel Mikhailovich, un joven campesino ruso, abandonó su cuidad natal con 14 años para trabajar para un conocido comerciante de té. Viajó hasta San Petersburgo, donde mostró enormes cualidades para el negocio.
Su jefe, maravillado por sus dotes, confió a Pavel las recetas para hacer sus mezclas de té y le ofreció como regalo de bodas una pequeña tienda para que pudiera continuar con su propio negocio.
Su fama fue creciendo hasta llegar a los oídos de los zares, quienes también sucumbieron ante las deliciosas tazas de té de esta casa. Con el paso de los años, los hijos de Pavel viajaron por Europa en busca de tendencias de consumo de té.
Uno de ellos se instaló en Londres, donde el té es una verdadera institución. Allí abrirían su primera sucursal en 1907: P.M.Kousmichoff & Sons.
Diez años más tarde la familia Kousmichoff se ve obligada a salir de Rusia a consecuencia de la revolución que experimentó el país. Así, deciden instalar sus talleres en París y simplificar el nombre de la casa, que pasaría a llamarse Kusmi Tea.
Con el paso del tiempo Kusmi ha ido haciéndose un hueco en las estanterías de las tiendas gourmet y ha posicionado sus tés como unos de los más prestigiosos del mundo. Con tiendas en múltiples puntos del globo, Kusmi es sinónimo de calidad y elegancia.