Un proyecto en el que han participado ocho generaciones no es cosa menor. En Cornelio Dinastía se han preocupado a lo largo de los años por perpetuar el buen hacer de la familia en los viñedos riojanos. [break]
El enclave elegido para el proyecto, cimentado hace más de un siglo, no fue otro que el triángulo mágico que conforman Briones, San Asensio y San Vicente de la Sonsierra.
Allí, la familia eligió la Sierra Cantabria como columna vertebral de la bodega y el máximo respeto al viñedo como único credo. Así, se sirven de más de 20 microparcelas para la elaboración de sus vinos.
Cuidan de las cepas con técnicas poco intervencionistas; unas viñas que crecen sobre suelos argilocalcáreos en los que la Tempranillo, la Garnacha y la Viura son las variedades más representativas. Esta filosofía se traslada a bodega, permitiendo que el vino se desarrolle por sí mismo sin que la mano humana apenas participe.