En los inicios de los años 70 y a raíz del movimiento hippie mucha gente comenzó a demandar hortalizas procedentes de cultivo tradicional, sin utilización de ningún tipo de producto químico. Un importador de vinos que buscaba proyectos ecológicos se cruzó en el camino de Josep María Albet y probablemente sin quererlo, lo convirtió en la primera persona que introdujo el cultivo ecológico en la viña en España. Como lógica consecuencia, Josep elaboró los primeros vinos 100% ecológicos de la Península Ibérica, aunque para aquel entonces no existía ningún tipo de certificación y la gente lo tildaba de loco.
Hoy en día muchos se han subido al carro de lo ecológico pero los únicos que pueden presumir de ser pioneros en cultivo ecológico de las viñas son Albet i Noya, una bodega familiar que se estableció en el Penedés en los inicios del siglo XX y que hizo de la finca Can Vendrell el paradigma de lo que supone trabajar en ecológico. [break]
Actualmente 76 hectáreas de viñedos propios de Albet i Noya cubren las faldas del extremo oeste de la sierra del Ordal, lo que se conoce como Costers del Ordal. Allí se encuentran 15 variedades de uva que representan el arraigado espíritu vinícola del Penedés, con especial hincapié en variedades autóctonas como la Xare.lo.
Para conocer un poco mejor lo que supone cultivar en ecológico os podemos decir que se necesitan cuatro años para poder convertir un cultivo no ecológico en ecológico. También implica una reducción de la producción. El cultivo ecológico busca bajos rendimientos, no solo para preservar la calidad, sino también para conseguir cepas más resistentes a posibles plagas.
En lugar de herbicidas, pesticidas o abonos se usan tratamientos naturales que no alteran los componentes aromáticos del fruto. Solo se permite el uso de sales de cobre o azufre para prevenir posibles enfermedades en la primavera, cuando la viña aún está en flor. En algunos viñedos se sustituyen los compuestos químicos por soluciones biodinámicas muy efectivas, a base de arcillas sulfuradas, ortigas y algas marinas. Como podréis constatar, es una labor que requiere trabajo continuo.
Pero este trabajo arduo no se queda únicamente en el viñedo. En Albet i Noya realizan los degüelles de forma artesanal, sin congelar la botella ya que el líquido usado es altamente tóxico. Utilizan una máquina que reproduce el gesto manual, por lo que el proceso va mucho más lento. Cada botella de los cuatro cavas que hemos seleccionado para vosotros encierra esfuerzo y con cada descorche, en Albet i Noya esperan que un pedacito del Penedés se siente en vuestra mesa.
Los orígenes del cultivo de las viñas de Albet i Noya se encuentran en la Edad Media. Y fue en 1903 cuando la familia Albet se asentó en la finca.
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