El viñedo de este château languidecía en las manos incorrectas hasta que en 2012 un banquero americano, propietario del château vecino, decide comprar la propiedad y darle una nueva vida a Le Pape. [break]
No es cualquier banquero americano y no es cualquier vecino. Robert Wilmers es el propietario del reconocido Grand Cru Classé de Graves, Château Haut-Bailly. Suponemos que su equipo técnico, encabezado por Véronique Sanders y Gabriel Vialard, tuvo que llamar la atención sobre el potencial del viñedo vecino.
En enero 2012 y tras un exhaustivo estudio de suelos se determinó que el terroir de Château Le Pape escondía un gran secreto. Una larga historia de propietarios había sepultado el valor de esta tierra, un terreno propicio para elaborar grandes vinos, siempre que el viñedo se recuperara de los excesos del pasado.
Así es como todo el expertise del equipo técnico de un Grand Cru, asesorado por el prestigioso enólogo Denis Dubourdieu, se puso al servicio de su viñedo vecino. La recuperación pasó por poner en práctica métodos tradicionales de cultivo (gestión sin herbicidas ni pesticidas, arado) por bajar los rendimientos y por aumentar las densidades de plantación.
Como consecuencia, su único vino ha ganado en precisión y elegancia. Château Le Pape 2012 es la primera añada elaborada por el equipo técnico de Château Haut-Bailly, buscando que mantenga su identidad de origen. Un tinto frutal, con la frescura y expresividad característica de la Merlot de la finca.
9 hectáreas de viñedo en un terroir privilegiado y una espectacular villa - antiguo monasterio de finales del siglo XVIII - se escondían en el corazón de la denominación Pessac-Léognan.
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