Palacio Quemado

Convertida en un referente en la creación de vinos de la Raya -llamados así por su condición fronteriza con Portugal y bajo el amparo de la DO Ribera del Guadiana, Palacio Quemado se fundó con el objetivo de elaborar vinos tintos de calidad que transmitieran la cultura vinícola de la zona.

El fin último de Palacio Quemado es, por tanto, la obtención de vinos fieles a su terruño (de hecho son fruto de un pago único), creados a partir de variedades autóctonas cultivadas y vinificadas de forma sostenible mediante una elaboración de mínima intervención.

La historia de la finca Palacio Quemado, de 4.000 hectáreas, se remonta a finales del siglo XVIII, cuando fue adquirida por Bernardo Losada Pastor gracias a una herencia que le dejó un familiar que había residido en Cuba. Esta familia ya había dado muestras de su interés por situar la comarca extremeña de Tierra de Barros en el mapa vinícola mundial.

En el año 2000 salió al mercado la primera añada elaborada en Palacio Quemado, y en 2015, la bodega entró a formar parte de la asociación privada Grandes Pagos de España, que une a prestigiosas fincas vitícolas de todo el país que defienden la cultura del vino de Pago, aquel que es la expresión fiel de un terruño único y capaz de reflejar la personalidad de un suelo y un clima concreto.

Palacio Quemado cuenta con 96 hectáreas de viñedo en propiedad plantado con variedades muy bien adaptadas al terreno y a las condiciones de la zona. Las variedades autóctonas de la Extremadura alentejana, como la Trincadeira o la Touriga, se combinan con otras más comunes como la Garnacha tintorera, la Petit verdot, la Tempranillo o la Cabernet sauvignon.

Aunque la tradición vitivinícola de la zona es antiquísima, el viñedo se plantó en el año 2000. Está ubicado a 337 metros de altitud, pese a que la finca cuenta con pronunciados desniveles en poco espacio. Respecto al clima, está influenciado por la cercanía del Océano Atlántico, y los suelos son de cuatro tipos: calcáreos, arcillosos, pedregosos y arenosos.