Galería de imágenes de Bodegas MAM
Localización y otros datos de interés
Año de fundación
2019
Producción total
40.000 botellas
Superficie total de viñedo
20 ha.
Al abrigo de Bodegas Infante, casa histórica del Condado de Huelva, nacía en 2019 este proyecto con la vocación inequívoca de lograr la expresión de una tierra singular a través de vinos de autor capaces de conquistar y emocionar a partes iguales.
Para ello, Bodegas MAM fusiona tradición e innovación desde La Palma del Condado. Si hace más de 500 años se partió de Huelva hacia el Nuevo Mundo, ahora es el momento de redescubrir esta provincia a través de sus interesantes vinos, tal y como propone la firma del Grupo Astasio.
En el origen de todo está el viñedo. Repartido por los municipios de la propia Palma del Condado, Bollullos y Almonte, el patrimonio vitícola de la bodega abarca 20 hectáreas, 15 en propiedad y otras cinco de agricultores locales, y se ve perfilado por la influencia del cercano océano Atlántico y de enclaves excepcionales como el Parque Nacional de Doñana.
La sostenibilidad, el respeto al entorno y la minuciosidad artesanal guían el trabajo entre cepas, donde las variedades autóctonas como Zalema o Listán de Huelva comparten espacio con casta foráneas perfectamente adaptadas como Syrah, Petit verdot o Colombard. Precisamente esta blanca de origen francés, habitualmente empleada en cognacs y amagnacs, es una de las uvas fetiche de Bodegas MAM, hasta el punto de que Albaleia, su primer vino lanzado al mercado, fue también el primer monovarietal de Colombard elaborado en Huelva.
Y es que el espíritu innovador está en el ADN de la casa onubense. Su afán de explorar nuevos caminos de entender el vino le lleva continuamente a impulsar diferentes estudios tanto en la tierra firme de sus parcelas, —por ejemplo, cuenta con un total de 20 uvas diferentes cultivadas— como en el mar, donde desarrolla un proyecto de crianza submarina pionero en la provincia.
Con el objetivo de descubrir cómo influyen en la evolución del vino las condiciones únicas del medio marino —la presión, la salinidad, la oscuridad y las corrientes—, seleccionan botellas de algunas de sus referencias para alojarlas durante varios meses a más de 12 metros de profundidad en las aguas de la ría del Piedras, frente a la costa de El Rompido. "Este entorno controlado, convertido en bodega submarina experimental, permite una crianza alternativa que redondea los taninos, afina la acidez y potencia la complejidad aromática. Los resultados son sorprendentes: vinos con mayor untuosidad, perfil aromático más profundo y una identidad marcada por el misterio del océano", cuentan sus impulsores.
Una iniciativa como ésta, impulsada por Bodegas MAM y cuyas primeras botellas en el mercado pronto verán la luz, supone la fusión entre tradición vitivinícola, innovación científica y amor por su propio entorno natural. Todo con el propósito final de brindar una experiencia sensorial única, tal y como ya lo hacen sus modernas creaciones "terrestres" marcadas por la frescura, buena acidez, una atractiva mineralidad y gran riqueza de matices.
Aseguran desde Bodegas MAM que cada uno de sus vinos cuenta una historia, y su descorche anticipa siempre un final feliz en cada copa.
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