Dehesa de los Canónigos

Constancia y afán de superación: esas son las principales virtudes de Dehesa de los Canónigos, una de las bodegas que más ha contribuido al prestigio de la Ribera del Duero. [break]

En una finca cargada de historia, ubicada en la localidad de Pesquera de Duero, donde se asientan también otras de las grandes bodegas de esta D.O, la familia Sanz Cid inició hace más de un cuarto de siglo este exitoso proyecto vinícola, cuyo desarrollo ha coincidido con el obtenido por la denominación de origen que se atrevió a disputarle a Rioja el trono de los vinos españoles.

Tintos como el modélico Dehesa de los Canónigos Crianza y su Reserva, ahora rebautizado como Solideo, han consagrado al Duero como indiscutible foco de atracción vinícola.

Antes de que Dehesa de los Canónigos se convirtiera en una bodega, allá por el año 1989, las uvas de esta finca se vendían, nada más y nada menos, que a la cercana bodega Vega-Sicilia, seguramente la bodega más prestigiosa de España. Fue precisamente el enólogo que por entonces dirigía Vega-Sicilia, Mariano García, quien animó a don Luis Sanz a elaborar sus propios vinos.

El respeto a los distintos terruños y variedades que conviven en la finca (Tinto fino, Cabernet sauvignon, Merlot y Albillo) ha marcado la elaboración de los vinos de Dehesa de los Canónigos desde sus inicios.

De las 600 hectáreas que tiene la finca propiedad de la familia, el viñedo sólo ocupa 70. Éste recibe todos los mimos por parte de Iván Sanz, hijo de Luis Sanz y uno de los actuales responsables de la casa. Su hermana Belén se encarga de la elaboración siguiendo escrupulosamente una máxima aprendida de su padre: “las uvas, antes que las cubas”. De ahí que estos vinos compartan un uso prudente de la barrica que sirve como soporte, nunca como fin en sí mismo. Y es que el predominio de la fruta es otra de las claves de sus vinos, marcados siempre por la delicadeza y la elegancia.