Kellerei St. Pauls

Allí, en 1907, la pasión por el vino y la dedicación a la viticultura llevaron a 36 agricultores a mirar juntos hacia el futuro y a unir fuerzas, fundando la cooperativa Kellerei St. Pauls, cuya sede central se encuentra en el pueblo medieval que le da nombre.

A lo largo de las décadas, el aumento del número de afiliados, la ampliación de la bodega y el uso de instalaciones innovadoras, junto con la mejora de técnicas más tradicionales, han permitido una evolución y un crecimiento constante. Hoy en día, la cooperativa está formada por más de 200 socios que comparten un objetivo común, la búsqueda de la calidad por encima de todo. 

Kellerei St. Pauls se encuentra en medio de un pintoresco paisaje de colinas, adornado con viñedos en fuerte pendiente y a los pies de la cresta de la montaña de Mendel. Las vides se extienden hasta el corazón del pueblo y prosperan en una posición protegida por los Alpes, con 1.800 horas de sol al año, bien ventiladas por las corrientes descendentes de las montañas y con un clima caracterizado por días cálidos y noches frescas.

La biodiversidad natural de las parcelas en las que se asientan los viñedos hace que cada uva encuentre su lugar ideal. Tanto las variedades autóctonas, entre las que destacan la blanca Gewurztraminer y la tinta Lagrein, como las internacionales, que se han adaptado a la perfección a este entorno único. 

La conciencia es uno de los valores sobre los que se funda el trabajo de esta bodega. Tanto en el cultivo de las vides, realizado a través de una viticultura integrada, como en la producción que se hace mediante maquinaria innovadora y energéticamente eficiente. De hecho, desde 2010, cuentan con una instalación fotovoltaica de 700 m² que cubre alrededor del 60% de sus necesidades eléctricas.