Como lo fue Estados Unidos antaño, Ribera del Duero es el paraíso vinícola para aventureros. La tierra de las oportunidades, con mil caras a explorar.
El equipo de Dominio de Atauta busca incansablemente esa multiplicidad de facetas, y en concreto con La Celestina se centra en lo que tiene que ofrecer la ribera soriana y burgalesa. Es la interpretación más amplia de todos los matices que aquí se pueden encontrar.
Ismael Sanz está a cargo del cuidado de la viña, mientras que Jaime Suárez es el enólogo encargado de traducir y moldear los vinos que de ella se obtienen. Desde San Esteban de Gormaz traspasan los límites de la provincia de Soria con Burgos, buscando uvas que den voz a la tierra y su carácter.
Los viñedos se encuentran a entre 780 y 980 metros de altitud, enraizados en suelos con predominancia arenosa en la zona soriana y arcilloso en la burgalesa.
Optan por mantener los métodos artesanales en una minuciosa elaboración, y con ello obtienen vinos con personalidades muy marcadas. Asombran por su elegancia y finura, conquistan por su corpulencia y volumen, pero ante todo nos hacen disfrutar a lo grande de esta bendita diversidad ribereña.
