Construido a partir de la propia roca sobre la que se asienta, permanecen desde la clasificación de la apelación en 1956 dentro de la élite de los 1er Grands Crus Classés de Saint-Émilion.
Hoy debemos la permanencia en este estatus a Philippe Cuvelier, quien adquirió Clos Fourtet en 2001. Junto a su hijo Matthieu, quien lidera el proyecto, buscando la excelencia apostando por tratamientos orgánicos y biodinámicos en el viñedo.
Estos viñedos están situados en la cima de Saint-Émilion, donde los suelos calcáreos ofrecen un excelente drenaje. Este predominio de la piedra caliza aporta una gran mineralidad y unos taninos delicados.
La variedad dominante es la Merlot (85%), la reina de Saint-Émilion, que aporta suavidad y sedosidad. La Cabernet sauvignon (10%) y Cabernet franc (5%), ofrecen complejidad en nariz y dota al vino de un excelente potencial de envejecimiento. Para preservar el terroir, se limita la producción a solo 40 hl/hectárea.
En el campo vendimian a mano en pequeñas cestas para respetar su identidad. En bodega se realiza una extracción mínima y suave para mantener la identidad del terruño.
Para vinificar y envejecer el vino, cuentan con una red de cuevas subterráneas que se esconden entre 6 y 12 metros bajo tierra. En esta bodega natural circula el aire puro creando un ambiente excepcional para sus 250 barricas y 100.000 botellas.
Clos Fourtet
Francia
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