Hablar de Codorníu es hablar de la historia del cava. Medio milenio repleto de pequeñas historias que confluyeron en grandes hazañas. [break]
La actividad vinícola de la familia Codorníu se remonta a mediados del siglo XVI con la figura de Jaume Codorníu, el primerísimo propietario de viñas y aperos. En 1659, la heredera Anna Codorníu se casó con el viticultor Miquel Raventós y ambas familias quedaron unidas en una larga e intensa tradición vinícola.
Doscientos años más tarde, en 1872 José Raventós elaboró cava por primera vez en España siguiendo el Método Tradicional e instauró una industria completamente nueva en la región del Penedés. Las cavas de Codorníu en Sant Sadurní d’Anoia fueron construidas por encargo de Manuel Raventós en 1885.
La construcción de la nueva bodega fue encargada al arquitecto modernista Josep Puig i Cadafalch. Las obras se realizaron entre 1895 y 1915, y como resultado, el artista catalán creó una obra de arte que con el paso del tiempo llegaría a ser conocida como la Catedral del Cava.
La vocación artística del proyecto quedó plasmada en un conjunto de naves catedralicias. El Celler Gran, un increíble espacio de 2.000 metros cuadrados bajo bóveda catalana y dividido en tres naves de arco fue la antigua sala de fermentación. Hoy en día se destina a la celebración de actos sociales y artísticos, entre ellos el inicio de cada vendimia.
Toda la uva que se necesita para elaborar los cavas Codorníu es prensada en la misma bodega. Cada variedad de uva se fermenta separadamente en tanques de acero inoxidable. Tras el coupage y el tiraje, la segunda fermentación, que dura entre uno y cuatro años en función del tipo de cava, se lleva a cabo en el interior de las cavas. En ese momento se mezclan con rigor e imaginación diferentes variedades de vino para obtener el cuvée o cupada. El examen y análisis de cada uno de los vinos, Macabeo, Xarel·lo, Parellada y Chardonnay, permite decidir la proporción de cada uno para elaborar los distintos tipos de espumosos de coupage.