Descripción

Rosado de Languedoc elaborado principalmente con la variedad Monastrell, plantada en terrenos de arcilla calcárea con cantos rodados ubicados en el viñedo Saint-Drézéry. Complejo, mineral y con buena estrcutura, ofrece toques de cerezas, melón y especias. Ideal para combinar con pescados, crustáceos y platos de la comida mediterránea.

Ficha técnica

Tipo
Rosado
Añada
2018
Grado
13.5% vol.
Variedad
80% Monastrell, 20% Garnacha
Origen
Languedoc Saint Drézéry

Cata

Vista
Color pétalo de rosa.
Nariz
Nariz fresca y fina plena de elegancia. La nariz expresa sensibilidad y dulzura.
Boca
En boca es muy delicado, con aromas florales y complejos, toques minerales de la parcela. Es un vino largo, con recorrido, que combina frescura y buena acidez con un toque de dulzor.
Temperatura de servicio
Entre 8 y 10ºC.
Consumo
Potencial de guarda de dos años si se conserva en buenas condiciones de luz, humedad y temperatura.
Maridaje
Ideal con pescados, crustáceos y platos de la cocina mediterránea.

Viñedo y elaboración

Descripción
Terruño de Saint-Drézéry, ubicado a 20 kilómetros de Montpellier. La denominación se extiende entre 50 y 150 metros sobre el nivel del mar, con zonas de taludes y laderas.
Suelo
Arcillo-calcáreo con cantos rodados típicos del cauce del río Ródano en la era cuaternaria.
Clima
Continental con influencias mediterráneas.
Rendimiento
40 hectolitros por hectárea.
Cosecha
Seleccionada y 100% despalillada.
Vinificación
Prensado neumático directo, descargado estático en frío, fermentación larga en depósitos de acero inoxidable para preservar al máximo el potencial aromático.

Opinión de los críticos

Jeb Dunnuck:

The 2018 Tête De Belier Rose reminds me a great vintage of Tempier’s Bandol Rosé. It’s one serious rosé that has the freshness to stand on its own yet displays the depth and texture to shine on a dinner table. A blend of 90% Mourvèdre and 10% Grenache brought up in tank, this medium-bodied rosé boasts a light pink color as well as stunning notes of orange blossom, spiced strawberries, crushed rocks, and salty sea breeze. With bright acidity, fabulous purity of fruit, and a great finish, it’s up with the finest rosé in the world.