Viña Zorzal

En Viña Zorzal los bonitos pájaros que ilustran las etiquetas de sus vinos llegan con buenas nuevas. Las merecidísimas altas puntuaciones Parker de una bodega que sí o sí ya deberías conocer. [break]

Los vinos de los que un día quedamos prendados están alcanzando altos vuelos. Y tienen por delante todo un horizonte prometedor. Cuando presentamos estos vinos por primera vez acuñamos un término, el de los nuevos garnachistas, que buscan deliberadamente alejarse de las garnachas técnicas, potentes y concentradas.

Y justamente porque esta tendencia era incipiente, los llamamos vinos para paladares no convencionales. Pero ya podemos decir sin cortapisas que Viña Zorzal se encuentra entre lo más interesante del panorama vinícola, no sólo por el espaldarazo del catador de Parker, también por esa capacidad que tienen para sumar adeptos a la causa de "este pájaro" en cualquiera de sus manifestaciones.

Con su Viña Zorzal Garnacha por ejemplo, un vino de maravillosa sencillez que bien podría representar la teoría “less is more” pero en un vino. Y es que sin grandes pretensiones al final te lo da todo y qué de agradecer son estos vinos que nos reconcilian con la idea de que un buen vino es ese que hizo acabarte la botella casi sin darte cuenta. 

O con Malayeto, delicioso y adictivo tinto con una espectacular relación “calidad-precio-puntos-placer”. Francamente lo tiene todo y eso que hasta hace nada parecía ir de tapadillo salvo para unos perspicaces aficionados. Una ganga de 94 puntos Parker que habría que comprarse por cajas, citando textualmente a Don Luis Gutiérrez.

También en clave de frescor, baja tanicidad y fruta joven - no hay que olvidar esta triada - se debe interpretar un vino que se estrena en esta Venta Privada. Cuatro del cuatro, fecha del nacimiento del padre de los hermanos Sanz y el homenaje sincero hacia la persona que les contagió la pasión por la Graciano.