Tridente

Tridente es el modesto pero interesante proyecto de los autores de los vinos Juan Gil, Ateca y Can Blau. Hablamos de la bodega del grupo Gil Family Estate en tierras zamoranas. [break]

En la pequeña población de Villanueva de Campeán, en el corazón de la comarca zamorana de la Tierra del Vino, la familia Gil elabora unos vinos que este año revalidan sus puntuaciones Peñín. 

Si por algo se caracteriza la Tempranillo zamorana es por saber envejecer bien. Una variedad de uva como esta y una elaboración cuidada son capaces de aportar a los vinos de Tridente una prodigiosa capacidad de permanecer intactos y de incluso mejorar con el tiempo.

Prueba de la calidad de la uva en esta zona y del mimo en la elaboración es el excelente recorrido de su Tridente Tempranillo 2015, que recientemente ha obtenido 93 puntos en la Guía Peñín 2018. ¡Aprovecha la oportunidad para adquirirlo en esta Venta Privada!

En una apuesta por variedades autóctonas y por intentar que los vinos transmitan los matices del terruño, la familia Gil trabaja unas 90 hectáreas de viñedo propio repartidas entre Zamora y una pequeña parte del Bierzo, con la característica en común de su avanzada edad. 

Esta filosofía de apostar por zonas vinícolas de gran tradición pero poco conocidas, ha llevado a que los vinos de Tridente estén etiquetados bajo la denominación Vinos de la Tierra de Castilla y León.

Esto se debe a que la ubicación de la bodega está en el territorio delimitado por la denominación Tierra del Vino de Zamora, mientras que la mayor parte de los viñedos en propiedad abarcan el término municipal de El Pego, perteneciente a la DO Toro.

De ahí que todos sus vinos, incluido el Mencía del Bierzo, estén acogidos a la nomenclatura Vinos de la Tierra de Castilla y León, bajo la cual elaboran vinos de distintas zonas y variedades de uvas de la comunidad de Castilla y León.

Por último, para que compruebes el poder de las viñas viejas, te traemos el vino de más alta gama: Rejón 2014, recientemente puntuado con 94+ Peñín. Un tinto elegante, con toques minerales y equilibrado, sin renunciar a la potencia típica de los vinos zamoranos.

Con él, entenderás por qué un patrimonio de cepas en algunos casos centenarias -plantadas en 1889- se han convertido en el mejor exponente de los vinos de la casa. Viñedos de muy bajo rendimiento que entregan un vino del que solo se elaboran 8.000 botellas. ¡Corre que se acaban!