Tokaj-Oremus

Luis XIV lo llamó “vino de los reyes y el rey de los vinos“. El tokaji es todo un goce sensorial y si lo elabora Oremus, la bodega húngara de Tempos Vega Sicilia, es la prueba de que a veces las plegarias son atendidas.[break]

Hablar de Tokaj y de Oremus es hablar de tradición, de una filosofía de la excelencia, de no tener prisa, de escoger con mimo e ir dejando al tiempo que lentamente imprima su huella indeleble. Escondida entre montañas, la pequeña región ubicada al nordeste de Hungría es la cuna de vinos de leyenda, absolutamente excepcionales, sin parangón en el mundo. Y la magnífica selección de referencias de Oremus que te traemos es depositaria directa de todo ese espectacular legado.

Tokaj representa un milagro vinícola en toda regla. Con una superficie de viñedo que no alcanza ni al 9% de la existente en Rioja, la conjunción de su suelo volcánico, de arcilla y loess y un microclima influenciado por los ríos Tisza y Bodrog propicia un ambiente favorable para el desarrollo del hongo Botrytis cinerea en sus cepas. La podredumbre noble produce la pasificación de las uvas, dotándolas de mayor concentración de sabor y azúcar. De su vinificación y crianza en galerías subterráneas nació, hace casi 400 años, el tokaji aszú, el vino botritizado más antiguo del mundo.

Esta es una de las especialidades de Oremus. En esta venta encontrarás sus Aszú 3, 5 y 6 Puttonyos. Para su obtención se emplean uvas de las variedades Furmint, Hárslevelü, Zéta y Sárgamuskotály tanto afectadas por la Botritys como no. Los llamados granos nobles se recogen por separado en cestos o capazos de 25 kilos de capacidad (puttonyos). El número de cestos que se añaden al mosto base de uvas no botritizadas determinará su concentración: a más cestos añadidos, más dulce y complejo será el vino final. 

Estas cuatro castas autóctonas integran además tanto el Late Harvest, el tokaji más sencillo y menos dulce de Oremus, como su joya más esplendorosa: Eszencia 2009. Solo 789 botellas existen de este vino único, vendimiado grano a grano de cepas de escasísimos rendimientos, ya que con el fruto de cada hectárea de viñedo apenas se logra obtener el contenido de 10 botellas. 

Pero los tokaji no son solo dulces. Oremus apuesta por revitalizar su tradición con la elaboración de blancos secos a partir de la Furmint. Su buena acidez, frescura y mineralidad hacen posible vinos muy sabrosos, complejos, redondos, equilibrados y con buena capacidad de guarda. Mandolás, aparecido en el año 2000, fue el primer blanco seco de la bodega, al que se sumó recientemente Petracs. Un single vineyard contundente y especiado que abunda en la riqueza de una región inagotable.