Aunque sabemos que los puntos Parker no lo son todo, nos da una especial satisfacción que críticos como Luis Gutiérrez coincidan en valorar muy favorablemente nuestros descubrimientos. [break]
A Lauren Rosillo lo presentamos por primera vez un octubre de hace exactamente cinco años. Su carta de presentación fue un vino que al probarlo nos trasladó directamente al monte y algunos, de hecho, llegamos a sentir una brisa fresca acariciando nuestra cara. Era Sedella.
Siempre atentos a sus novedades, fuimos presentado el resto de sus vinos como Laderas de Sedella, en el que muchos de nuestros socios descubrieron su proyecto gracias a Club Vignerons. En ese momento Lauren ya nos había avanzado que tenía ganas de embotellar un vino con las variedades blancas de su finca. Básicamente la Moscatel de Alejandría y un “vidueño” de uvas blancas muy minoritarias y dispersas como la Doradilla, Calona y Montúa que llevan allí plantadas desde 1940 y que habían servido para dar un “refresco” a sus dos tintos. Unas cepas viejas pero en cierta forma "vírgenes", porque nadie había elaborado vino con ellas.
Lauren es un elaborador experimentado – es enólogo en varias bodegas de nuestra geografía española – y experimental, especialmente cuando se trata de su proyecto personal. Empezó en 2013 con varias pruebas, vinificando esos vidueños de distintas formas hasta que en la añada 2016 dio con la fórmula. El vino hace una maceración y fermentación con un tercio de la pieles, se trabaja sobre lías y hace una crianza en huevos de cemento y en barricas usadas de roble francés.
Vidueños de Sedella es encantador, tanto como la persona que lo elabora. Un blanco eminentemente floral, con notas intrigantes de panal de abejas y un fondo de vino artesanal, de los de antes. En boca es complejo, graso, con volumen, relleno de fruta. Como mucho tendrá una producción de 1.500 botellas, es lo que da el viñedo, no hay más.
La semana pasada estuvo por allí Luis Gutiérrez y lo cató. Habrá que esperar a la publicación en The Wine Advocate pero se rumorea que las impresiones fueron muy buenas. Ineludiblemente, el que sea avispado sabrá leer este último párrafo entre líneas, no digáis que no lo hemos advertido.