Roda

Como el estribillo de la famosa canción “que no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar” Roda fue de las últimas bodegas en instalarse en la centenaria localidad de Haro. [break]

Comenzar en el selecto club de las bodegas históricas de Rioja Alta debió ser casi una provocación, pero el matrimonio formado por Mario Rotllant y Carmen Daurella (miembros de una exitosa familia de comerciantes vinícolas) lo tenía muy claro. Crear un proyecto que aportara algo nuevo al mundo del vino tenía por fuerza que ser rompedor. Y para ello no dudaron en sobredimensionar un equipo que los pusiera a la cabeza de las grandes bodegas riojanas en un corto espacio de tiempo.

Así fue como Agustín Santolaya, profesor de viticultura y asesor enológico, se involucró en el proyecto. Con su experiencia y filosofía el riojano ha logrado situar a esta bodega como una de las casas de mayor prestigio de la D.O.Ca. y actual referencia de los grandes Riojas nacidos en los últimos 25 años.

El estilo de los vinos podría calificarse como moderno pero las raíces de su viticultura son más bien tradicionales. La bodega está ubicada sobre un calado centenario, con 12 metros de profundidad robados a la roca. No parecía que tenían mucha prisa a tenor de la inversión en la bodega y del tiempo que dedicaron a identificar y controlar una veintena de pagos en los mejores ecosistemas de la zona.

Es quizás el no tener prisa parte del éxito de esta bodega. El vino es siempre un negocio a largo plazo, aunque en el caso de Roda la fortuna se acercó algo antes a verles. Con sus vinos reserva Roda y Roda I se comprueba el buen hacer de esta bodega. Se llaman parecido pero son diferentes. El primero es alegre, sedoso y fresco y el segundo hondo, complejo y voluminoso, decantarse por uno es simple cuestión de gustos. Roda reserva 2011 cuenta además con 93 puntos Peñín y Roda I 2009 con 93 Parker. Las puntuaciones en este caso confirman que estamos ante unos vinos reconocidos y bien valorados.