Rioja Vega

Una de las uvas más presentes en la historia de Rioja merecía este homenaje, el de una bodega que tiene el mérito de ser 50 años más antigua que la propia denominación, que ya es decir. [break]

Cuando Rioja Vega se planteó hacer un homenaje a la Tempranillo tuvo claro cómo serían los vinos de esta colección. Debían mostrar una mirada actual al estilo más típico de los vinos de Rioja.

“Sólo los clásicos pueden ser verdaderamente modernos”. Así se define a sí misma Rioja Vega, una bodega que encuentra su mejor aval en sus 135 años de historia. Fue fundada en Haro por Felipe Ugalde, un hombre pionero que supo ver en los franceses de la época el futuro de su tierra. Era el peor de todos los tiempos, pero también, el mejor de todos ellos.

Al final del siglo XIX la filoxera arrasaba los viñedos en Europa y los enólogos franceses emigraban al otro lado de los Pirineos para buscar la manera de elaborar vinos similares a los de Burdeos. Encontraron en Rioja y en personajes como Felipe Ugalde la vía para aplicar sus métodos y depurar técnicas de crianza. Comenzaba el despegue de una Rioja que alcanzaría el reconocimiento mundial. 

Desde entonces, la Tempranillo ha sido la uva más ampliamente cultivada en esta región y la que ha posicionado a Rioja en la cima. Por tanto, homenajear a esta uva era también rendir tributo a la labor de Felipe Ugalde por su propia tierra.

Con estos mimbres, parecía fácil que Rioja Vega encontrase el impulso para innovar y lanzarse a la aventura de experimentar con la Tempranillo blanco. Como en toda aventura, hubo incertidumbre y riesgo, pero les salió bien. El resultado es un blanco delicioso que tras criarse seis meses con sus lías resulta ser uno de esos vinos placenteros, untuosos y sedosos en el paladar.

Y junto al blanco, no podía faltar un tinto. En esto Rioja Vega caminaba sobre seguro. Tenían claro de qué viñedo escogerían sus uvas. El ubicado en el monte Yerga, ese que entregaba uvas de calidad año tras año.

Todos ellos han sido elaborados en la bodega actual ubicada en Viana, uno de los ocho municipios navarros que forman parte de la DOCa Rioja, situado en un punto en el mapa que viene a ser la intersección que une las tres Riojas: la Baja, la Alta y la Alavesa, símbolo de una visión integradora de la diversidad vinícola de esta región.