Raventós de Alella

Hay vinos que nos invitan a hablar de variedades minoritarias y rincones especiales, y ese es el caso de los blancos de Raventós de Alella, que nacen junto a la costa de Barcelona. [break]

Una de las singularidades de esta bodega es su ubicación, en la comarca del Maresme, a apenas 20 kilómetros al norte de la capital catalana. Allí sus cepas disfrutan de la suavidad del clima mediterráneo, aunque también sufren los rigores de una vertiente continental más dura, marcada por las fuertes tormentas que sólo unos suelos graníticos (llamados sauló) consiguen mitigar gracias a su capacidad de drenaje.

La historia de estos vinos es también la de una de las denominaciones más pequeñas de Cataluña. Hablamos de Alella, una D.O. con más de 2.000 años de historia vitivinícola que apenas cuenta con 9 bodegas registradas, donde la mayoría del viñedo está plantado con variedades autóctonas como la Pansa blanca, una de las castas más representativas de la zona.

Precisamente esta uva, que sólo se cultiva en las 300 hectáreas de viñedo que componen la D.O, es el hilo conductor de dos de los tres vinos que os presentamos en esta Venta Privada: el Raventós de Alella Pansa Blanca y el Galáctica. Las singularidades que identifican a ambos es su consistencia aromática, basada en aromas frutales maduros (especialmente de manzana) y su buena capacidad de envejecimiento, siendo vinos muy aptos para su crianza en barrica y que se pueden disfrutar perfectamente 2 o 3 años después de su salida al mercado.

La Pansa blanca es una variedad muy similar a otra uva blanca: la Xarel·lo, aunque conviene aclarar que no es genéticamente idéntica, por lo que la Pansa conserva una personalidad única ejemplificada en su elevada acidez o en su sensibilidad a heladas y enfermedades como el mildiu, motivo por el cual algunas añadas de estos vinos son especialmente limitadas.

El único vino de la casa que no está elaborado con Pansa Blanca de los que os presentamos aquí es el Marqués de Alella Allier 2013, llamado así por la procedencia de las barricas en las que se termina de perfilar. Se trata del vino más alto de gama de la bodega, un Chardonnay delicado y con gran clase, con aromas de pétalos de rosas, piña, fruta de hueso madura que se envuelven en persistentes notas de frutos secos tostados.

En definitiva, estamos ante una gama de vinos especialmente pensados para aquellos que deseéis explorar una vertiente elegante, compleja y muy personal de los blancos con influencia mediterránea. Os invitamos a abrir vuestro espectro y disfrutar de ellos en un ambiente propicio, y si es con la brisa del mar en la cara mientras disfrutáis de algún suculento manjar autóctono, la experiencia se antoja extraordinaria.