Hemos vuelto a caer, y es que con un proyecto de tal categoría es imposible no hacerlo. Quinta Sardonia rescata y desempolva algunas añadas antiguas para tu disfrute más pleno. [break]
No tenemos ningún inconveniente en afirmar que esta bodega nos hechiza una y otra vez, y es que si te contamos que fue concebida bajo la tutela de Peter Sisseck (Pingus y Hacienda Monasterio) y Jérôme Bougnaud (Galia) sabrás que no hablamos de cualquier cosa. Aquí, una gestión maestra de los suelos y la apuesta decidida por prácticas biodinámicas nos ofrece tesoros como los que hoy te traemos, con una vertical de ensueño para que tú también participes de este embrujo.
Apartados de la regulación oficial de la D.O., cuentan con total libertad para ejecutar su particular visión de la Tinta fino en la que la madera no marca el rumbo de lo que vas a encontrar en la botella.
Todas sus creaciones proceden de viñas cultivadas bajo los principios de la agricultura biodinámica, lo que implica, entre otras labores, el seguimiento de los ciclos lunares para acometer trabajos en el campo o el mantenimiento de la biodiversidad en el entorno. En cuanto a los suelos poseen un mosaico con 15 tipologías diferentes de origen calcáreo con los que van dando forma y fondo a cada uno de sus tintos.
El resultado de este esfuerzo es la obtención de vinos que van desde el agradable y fluidoSardón, del cual te traemos la nueva añada 2019 y ponernos a tu disposición las últimas botellas de la anterior 2018, hasta los más complejos y profundos Quinta Sardonia y QS2.
Y si el primero nos cautivó, estas dos últimas referencias nos enamoraron por completo. Por eso, y ojo al dato, la bodega nos ha cedido añadas que ya no comercializan de ambas, reliquias celosamente guardadas para mostrar el increíble potencial de guarda y la buena evolución de estos vinos. Blanco y en botella, vamos.
En 1998, nueve amigos deseosos de tener un vino propio se unieron para cumplir un sueño común, contando para ello con el asesoramiento de Peter Sisseck y Jérôme Bougnaud.