Pago de Vallegarcía es la constatación de que las uvas francesas pueden crecer bien fuera de su entorno original si encuentran el lugar apropiado, en este caso los Montes de Toledo. [break]
Allí, junto al Parque Nacional de Cabañeros, se levanta desde hace 20 años el Pago de Vallegarcía, un proyecto iniciado a finales del siglo pasado por el empresario Alfonso Cortina junto con uno de los más afamados consultores vitícolas del mundo, el australiano Richard Smart. Actualmente y tras el reciente fallecimiento de Alfonso, son sus hijos Felipe y Carlos los que continúan su legado asesorados por Eric Boissenot, responsable de la mayoría de Grand Crus y Premier Crus del Médoc.
En esta zona toledana de caza y monte marcada por su clima continental extremo, y en la que no se había plantado viña hasta 1999, se ha asentado este proyecto vitivinícola que en los últimos años también ha dado cabida a variedades más típicamente españolas como la Garnacha, la Cariñena o la Monastrell.
Las últimas valoraciones de Luis Gutiérrez en la zona centro han dado un importante respaldo a esta casa que se encuentra en plena etapa de madurez. Destaca por encima de todo su Syrah 2018, que ha sido valorado con 93 puntos Parker. En palabras del crítico de The Wine Advocate se trata de un vino redondo, exuberante y hedonista, posiblemente el mejor Syrah elaborado por la propiedad hasta la fecha gracias a una nariz ante la que reconoció sentirse embelesado.
Pero no es la Syrah la única variedad francesa con la que los hombres de Vallegarcía han conseguido tocar el cielo. Con otras castas como la Merlot, la Cabernet o la Petit verdot han obtenido otras opciones más que interesantes. Vinos como su Petit Hipperia, un tinto con 91 puntos Parker por solo 12,90€; o su hermano mayor, Hipperia, del que os traemos su nueva añada en un número de botellas muy reducido que nos obligará a estar rápidos si no queremos quedarnos con las manos vacías. Dos vinos con un ADN muy bordelés que no renuncian a entregarnos un toque mediterráneo gracias a sus notas de hierbas aromáticas.
Para poner el broche de oro os recomendamos descubrir otra variedad gala, aunque en este caso blanca. Hablamos de la Viognier, con la que Vallegarcía elabora un blanco muy otoñal gracias a su crianza en barrica, lo que se traduce en una mayor untuosidad y corpulencia en boca. Un vino ideal para tomar con una tabla de quesos o algo de comida japonesa.
Al igual que otros vinos de esta venta, Vallegarcía Viognier procede de una añada 2018 más fría y lluviosa de lo habitual, lo que se traduce en vinos algo más frescos y fluidos, con menor carga alcohólica y mayor facilidad para ser disfrutados por sí solos. Una añada que ha traído una lluvia de puntos Parker y que además se muestra óptima para todo tipo de públicos. ¡Es el momento perfecto para introducirse en el universo Vallegarcía!
La bodega y los viñedos de Vallegarcía se sitúan en el corazón de los Montes de Toledo, en el área de influencia del Parque Nacional de Cabañeros.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
General: 91 198 12 37
Lu/Ju 09:30 a 18:30
Vi 09:30 a 15:30.
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