Nos estamos mudando de almacén y puede que temporalmente no encuentres todos los productos disponibles. ¡Pronto volveremos a reponer nuestro stock!
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Micrit es lo que sucede cuando dos grandes se unen para elaborar un vino enorme en su tipicidad, este Monastrell tan puro como elegante. [break]
Podríamos decir que los chicos de Envínate, ese colectivo de enólogos y viticultores curiosos, son unos rastreadores natos de viñedos singulares. Junto a Casa Castillo, firman esta joya de la que nos quedan las últimas botellas.
Lo hicieron en Ribeira Sacra, en Canarias, en Extremadura… y recientemente, en Jumilla, de la mano de otro grande. Juntos encontraron un viñedo a punto de arrancarse y no dudaron ni un segundo en arrendarlo a un viejo viticultor local jubilado.
Una viña en pie franco de más de 80 años. Bendita senectud. Juntos supieron sacarle todo el partido y encontrar belleza en su avanzada edad para entregarnos un vino enorme, en el que destaca la frescura, la elegancia y la pureza.
Desde luego, es un Monastrell que, de no ser por ellos, hoy no estaríamos bebiendo. Casa Castillo y Envínate vienen, de nuevo, a rompernos los esquemas poniéndonos un vino encima de la mesa para quitarse el sombrero.
Un tinto con esa ligereza y fluidez que a tantos nos engancha basado en la misma filosofía que llevó a la bodega jumillana a recibir sus primeros 100 puntos Parker. Un hecho que, según su director técnico, José María Vicente, no es algo buscado premeditamente. "No vamos buscando una puntuación, vamos buscando la felicidad a través de un vino. Si esto es enormemente valorado, la felicidad es doble". Así lo expresó en esta entrevista en Vignerons con nuestro compañero Selu Rodríguez.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 18:00.
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