Esta cata vertical hará las delicias de los amantes de esta prestigiosa D.O.Q. Clos Martinet, con hasta 96 Parker, narra la historia del Priorat y simboliza su carácter más clásico. [break]
En este aclamado tinto de los Pérez Ovejero, una de las familias responsables del resurgir de esta región, palpita la personalidad única que coronó a este recóndito rincón catalán y lo convirtió en el lugar de culto de los devotos de los grandes tintos.
Hace 30 años, estos viñedos tarraconenses estaban al borde de la desaparición. El último eslabón de viticultores no encontraba relevo generacional para trabajar estas parcelas históricas, cuyo origen se remonta a la llegada de monjes en el siglo XII.
En 1981, Josep Lluís Pérez y su familia se instalaron en estas tierras y se unieron a René Barbier, Álvaro Palacios y otros viñadores para redescubrir el potencial de estos fascinantes viñedos en inaccesibles terrazas.
A los pocos años, Parker sintió un flechazo por estos vinos con alma y el Priorat se convirtió en la cuna de referencias que los paladares más exquisitos situaban a la altura de los ilustres vinos del momento.
Clos Martinet está compuesto por un complejo ensamblaje de las variedades locales Cariñena y Garnacha y las galas Syrah, Cabernet y Merlot que ponen el acento francés y rinden tributo al origen de la bodega.
Gracias a las cepas viejas que producen uvas de gran concentración aromática, al clima continental que permite retener una óptima acidez y a los suelos de licorella que dotan a los vinos de su singular carácter mineral, añada tras añada, Clos Martinet engrandece la leyenda del Priorat.
En la bodega se elabora con una intervención mínima buscando la expresión más pura del terruño. Para transmitir las entrañas de cada parcela, se utiliza desde el cemento, las jarras de arcilla y las damajuanas hasta las barricas y fudres de roble francés.
El resultado de esta mágica conexión entre cepa-terroir-productor es, en palabras de sus creadores, “un vino profundo y cálido, sabroso y elegante. El Priorat más clásico y reconocible."
Aunque no contaban con una tradición vinícola previa, Josep Lluís Pérez y su familia (los Pérez Ovejero), comenzaron en 1986 el proyecto Mas Martinet Viticultors.