Venta La Vega

Podrían haber sido numerados siguiendo el sistema decimal, pero no. Estos vinos escapan de lo corriente. El sistema ternario encierra algunos de sus secretos y singularidades. Sigue leyendo. [break]

Venta La Vega, una trilogía de vinos elaborados en Almansa, una de esas zonas próximas al litoral mediterráneo donde, entre los habituales graneles, es posible encontrar tesoros vinícolas.

Almansa, Raúl Pérez y Garnacha tintorera orgánica. El proyecto cuenta con ingredientes suficientes para obtener un resultado diferencial, capaz de atraer el foco hacia una región desconocida y a veces injustamente tratada. Todos los vinos de esta limitada y exclusiva trilogía están elaborados con la misma uva, plantada en las faldas de la sierra El Mugrón, a una altitud suficientemente elevada (de unos 800 metros de media) como para conseguir vinos con frescura.

Donde podríamos encontrar un vino pesado, cálido, de una uva que de las tintas es de las que más dulzor puede entregar, nos sorprendemos con estos tres tintos elegantes, redondos, con una frescura que engancha y una manera de presentarse que entra por los ojos. Desde sus etiquetas hasta su ignoto nombre apelan a algo nunca antes visto. Un sistema ternario que consiste en numerar las botellas de esta colección solo con tres cifras: 0, 1 y 2. Con lo cual, su primer Ternario es 1, el segundo 2 y el tercero 10. Curioso, ¿verdad?

Y ahí no termina la cosa. En esa apuesta por la singularidad, que empieza en algo tan poco futil como el nombre de un vino, esta trilogía termina por convencer cuando descubrimos que procede de un viñedo ecológico, cultivado sin químicos, gracias al clima especialmente benigno para ello. Además, hablamos de uno de los viñedos orgánicos más grandes de Europa plantados con esta variedad autóctona de la zona. Unas 225 hectáreas donde nace esta pequeña pero muy mimada producción firmada por Raúl Pérez, considerado uno de los mejores enólogos del mundo.