Últimas gotas
Tras un año de malísima suerte para Germán R. Blanco al no haber podido elaborar Milú, el 90% de su negocio, por el mal tiempo, esta Venta Privada puede servir de acicate al berciano para no tener que cerrar su bodega. [break]
Y es que no podemos perder a uno de los elaboradores con más proyección de nuestro país que siempre ha apostado por entregarnos vinos de cultivo ecológico con la mínima intervención posible y un frescor y pureza extraordinarios.
“¡Queremos vinos frescos, fluidos y verticales! ¡Elaborados con uvas felices y sin madera!”. Esa es la filosofía de Germán, una premisa que ha seguido desde el principio en su Bierzo natal y en Ribera del Duero y que ahora traslada a Rioja para la tercera añada de este tinto que puede presumir, además, de tener un precio muy asequible.
El nombre de La Bicicleta Voladora viene de lejos. En concreto, es una marca que el propio Germán registró hace más de diez años, porque según sus propias palabras, "¿a quién no le atrae la imagen de una bici que vuela?" Así es que en cuanto tuvo la posibilidad de asociarla a uno de sus vinos, lo hizo.
La Bicicleta Voladora busca ser, ante todo, un homenaje al Rioja más tradicional. Por eso, para su elaboración se utilizan dos de las principales uvas de la denominación de origen: Tempranillo y Viura. Ambas se vinifican conjuntamente con una leve maceración dando lugar a un vino tinto de capa muy baja.
Puedes pensar que para conseguir estas uvas Germán se sirve de las subzonas más prestigiosas de Rioja. Pero no, de hecho, las uvas se obtienen de viñedos de la D.O. Ca. Rioja situados en la Comunidad Foral de Navarra, lo que da a la aventura un toque de “morbo”, según su propio creador. Morbo porque se trata de una subzona más conocida por su cantidad que por su calidad, algo que él trata de suplir con mucha ilusión y con la colaboración de Javier Colio, uno de los enólogos navarros que mejor conocen la zona.
Cuando llega el momento de la crianza, Germán no quiere ni oír hablar de la madera, por eso busca envases que microoxigenen el vino sin aportarle sabor. Ese es el motivo por el que apuesta por los depósitos de cemento y por los huevos de polietileno. Ambos facilitan la obtención de un vino “sin el maquillaje de la madera”, como a él le gusta decir.
El resultado es el deseado: un vino joven, ligero, fresco y facilísimo de beber que aspira a convertirse en uno de los tintos más divertidos y deseados en cualquier reunión informal.
Germán R. Blanco es un viticultor inquieto, preocupado porque sus vinos reflejen minuciosamente la tierra de la que proceden. Impulsado por este afán de retratar el terruño, Germán ha creado proyectos en Rioja, Ribera del Duero y en León.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
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