Antes del verano compartimos el hallazgo de Maruja, la manzanilla de la alegría de Juan Piñero. Tras la estela de su éxito llegan ahora los vinos que completan su repertorio de generosos. [break]
Maruja se convirtió en Vino Revelación. Hace apenas tres meses que te la presentamos en el Club Vignerons y ya está entre los vinos mejor valorados por nuestra comunidad. Su éxito ha hecho que te la traigamos de nuevo hasta aquí, esta vez en Venta Privada y junto a otros tesoros escondidos en la bodega de Juan Piñero.
Una vez la pruebas, nada vuelve a ser como antes. Querrás volver a ella. Tras una crianza media de ocho a nueve años, Maruja se ha convertido en una manzanilla madura, compleja, sin perder frescura, para crear en ti ese recuerdo inolvidable a brisa marina y a un sur que cautiva.
Esa sensación de estar tratando con una manzanilla diferente se pronuncia cuando abres una botella de Maruja Manzanilla Pasada. Diferente, coqueta, melosa, te pedirá que la combines con exquisiteces como una patatera extremeña o cualquier marisquito sanluqueño. Puede que te pida tomarla a solas, pero ten por seguro que siempre, siempre te ofrecerá que la disfrutes como ninguna otra.
Algo similar sucede con el fino Camborio, que ya juega en la liga de primera división de los finos de Jerez. Uno de esos que te coge de la solapa y te obliga a fijarte en él. No pasa desapercibido, es ese tipo de vinos que son gangas. Al final su precio se convierte casi en algo simbólico en relación a la calidad y el placer capaz de ofrecer.
Estas tres maneras de sentir el Marco de Jerez enamoraron a Parker y a Peñín, por eso los valoraron con tan buenas puntuaciones. Ese mismo potencial para cautivar lo tienen su amontillado, su oloroso y su palo cortado, tres ases en la manga de Juan Piñero que darán un golpe de efecto en tu mesa.
Sutil, gastronómico, lleno de matices, así es el estilo de vino que encontrarás en los que lleven la firma de este señor que empezó a elaborar su Maruja para sintonizar con la alegría, en una bodega llena de alma y de duende a la que acude cada día a trabajar, pero también a meditar y a reposar de la vida.
Por último, te ofrecemos sus tesoros Very Old Rare Sherry (VORS) que hoy compartimos contigo después de pasar de 40 a 50 años en la bodega de Juan Piñero. Generosos de categoría que junto al Cream Viejo conforman la más alta gama de la bodega. Lo sabemos, no durarán para siempre pero, eso sí, el recuerdo que dejarán en ti tal vez sea para toda una vida.
Juan Piñero compró su bodega en la mítica calle sanluqueña Trasbolsa para construir viviendas, sin saber que cambiaría de idea. Maruja convirtió su inversión en una fuente de alegrías.