Herència Altés se ha convertido en menos de una década en uno de los referentes de la Terra Alta. Vinos sutiles y elegantes que miran al futuro de frente hablando del arraigo y la memoria. [break]
Los vinos de Herència Altés se nutren de la memoria de Núria Altés, de sus recuerdos de infancia jugando entre las viñas que fueron de sus abuelos y luego pasaron a sus padres. Con esas mismas viñas, su pareja y ella empezaron a elaborar vino bajo su propia marca en el año 2010.
Este es uno de esos proyectos que nacen del amor. El que se tienen Núria y su marido de origen inglés, Rafael De Haan, a quienes les unió el vino. El mismo amor que ambos sienten por la tierra natal de ella y convenció a él para decidir asentarse juntos y echar raíces.
Esta es una tierra con un paisaje hermoso, donde a veces sopla el Cierzo y otras el Garbí entre las montañas del suroeste catalán, donde los terrenos mayormente calcáreos entregan vinos de una frescura única.
Para preservar esa virtud tan apreciada en los vinos, Núria y Rafael experimentaron junto al reputado enólogo francés Claude Gros con distintos materiales durante la crianza de sus vinos. Finalmente, observaron cómo el cemento y los fudres respetaban más el carácter de cada variedad, y decidieron apostar por ellos.
En Herència Altés el objetivo principal es mostrar la esencia del lugar, que este se exprese en unos vinos que se hacen grandes a la vez que crecen los hijos de la pareja, en las mismas tierras que vieron crecer a Núria.
La mejor manera de inculcar ese arraigo en ellos es hacerles partícipes. Por eso los niños han sido los mejores ayudantes a la hora de plantar la variedad Garnacha peluda en el viñedo del paraje de La Serra Xalamera, el último que adquirieron en 2013 junto a Lo Grau, donde actualmente está construida la nueva bodega.
Son niños los que también aparecen en las etiquetas de los vinos, montando en bicicleta, volando una cometa, columpiándose bajo la sombra de un árbol. Juegos que evocan la infancia de Núria y con los que Herència Altés mira al futuro y conecta generaciones en torno a una manera de entender la vida siempre cerca del viñedo.
Una visión que ya transmitió a Núria su abuelo Felipe Altés, una de las personas que más influyó en sembrar en ella la semilla de lo que hoy es este proyecto que ya ha conquistado a Luis Gutiérrez, el catador de Robert Parker en España, tal y como demuestra su comentario: "En la Terra Alta, Herencia Altés llamó mi atención con sus vinos sutiles y equilibrados. Esta bodega está ahora en la lista de nombres a seguir."
Este es el proyecto de Núria Altés y su pareja, el inglés Rafael De Haan. Juntos empezaron a elaborar vinos en el año 2010, bajo la premisa de ser fieles a la identidad de la Terra Alta.
De lunes a jueves de 09:30 a 18:30 y viernes de 09:30 a 15:30 (excepto festivos)
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Vi 09:30 a 15:30.
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